miércoles, 8 de marzo de 2017

CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA VII PARTE

CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA   
VII   PARTE
                                                            Por Elder Exvedi Morales Mérida.

Fuente: Huista: un viaje a través del tiempo.  Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.


Es  miércoles.

Clarea ya.   Los árboles juguetean con el rocío y se sacuden la somnolencia.

En el desfile hípico, tío Chema  exhibe con orgullo su porte de jinete y luce pantalón vaquero, cincho de cuero,  con hebilla en figura  de caballo, camisa a cuadros, botas  con espuelas chapeadas de oro y un sombrero texano, sin faltar la pistola al cinto.

Su hermoso caballo andaluz blanco marcha con maestría y hace pasos laterales, se echa y se acuesta para levantarse con elegancia; saluda al púbico levantando una pata delantera, respondiendo a la perfección  a los movimientos del fuete que tío Chema maneja con destreza.
Tío Chema y Albo reciben nutridos aplausos y la admiración de la gente.

Asimismo, lucían sus alazanes otros santanecos como Jorge Lemus Mata, Alberto Lemus, Abraham Morales, Francisco Morales, Eladio Lemus Mata, José Enrique Lemus, Guillermo de Arcia MéridaJacobo de Arcia, Javier de Arcia Matamoros, José Bernardino Morales Lemus, Timoteo Morales, Tranquilino López, Raúl Peláez  Escobedo, Brígido Peláez, Úrsulo Herrera, Toribio López, Filomeno Hernández Domínguez, José Ramón Hernández,  Ismael Escobedo, Miguel Matamoros, Ángel Escobedo, Cristóbal Peláez, Esteban Antonio Castillo,   entre otros.

Los desfiles hípicos son muy esperados, pues los ganaderos exhiben lo mejor de sus caballerizas.

Cuando de pronto aparece don Posh o Próspero Morales, montando en un burrito, cayéndose de borracho, todos ríen a carcajadas.

-No se burlen señores, porque estos animales nos ayudan en mucho-, argumenta.

Apareció don Abraham Morales, padre del famoso don Posh, montando un bonito caballo bermejo. Brillaba su pelambre sudoroso. Era admirable la destreza con que manejaba el inquieto ejemplar. Trotaba con elegancia, y lo hacía girar sobre las patas traseras, con singular maestría. Hacía los cambios con facilidad, del paso al trote, del trote al galope, luego en forma brusca detenía la marcha y separaba en dos patas.

En el Huisteco, edición de ese día, de podía leer la siguiente nota informativa: “Con la presentación de más de 100 ejemplares pura sangre y criollos, montados por diestros jinetes, se llevó a cabo  el desfile hípico con el que se cierra la famosa Feria de Cuarto Viernes de Cuaresma en Santa Ana Huista,  con el cual se puso de manifestó la calidad y fortaleza de la ganadería equina del país.
             
También se pudo ver a una gran cantidad de niños y adolescentes montados en briosas monturas, mientras que vaqueros de las haciendas ganaderas de la región se presentaron con sus caballos criollos, que utilizan en su trabajo de vaquería”.

Las dos ruedas de chicago: una grande y la otra pequeña, están siempre activas. El carrusel, los chingolingos, no son  la excepción.  Chillidos de cohetes, voces de campanas, se suman a la algarabía. Desde muy temprano, las calles son  casi intransitables. El perfume siete machos embriaga a todos. El gran bullicio de la fiesta retumba en la boca de las montañas.

El sol tras las serranías se despide muy triste del ambiente festivo.

Chinamas. Zarabandas. Juegos mecánicos. Quema de fuegos artificiales en el atrio de la iglesia. Misas, palo ensebado. Venta de toda clase de baratijas. Juegos de azar: dados grandes, chingolingos, argollas, tiro al bote… ¡Es Cuarto Viernes de Cuaresma!

Está alegre.
A la parroquia no le cabe ni un alma más, está a reventar.
El olor de la cera es fuerte.
La iglesia  se colma de gente.
Se  queman grandes cantidades de cohetes de vara.
Los bailes  de la Conquista, el Torito y del Venado le dan su toque especial, como dice el humorista Salomón Salazar.


                                                            Por Elder Exvedi Morales Mérida.

Fuente: Huista: un viaje a través del tiempo.  Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.


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