CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XII PARTE
Por Elder Exvedi Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
Encima de su poyo de adobe están
colocados los chicharrones calientes, los menudos y la moronga con olor a
hierbabuena que vende por cuartas. El exquisito olor de la fritura despierta el
apetito. Arriba de la mesa, cuelga un lazo lleno de carne fresca.
Es el negocio de Frungia, la mujer de Zacarías.
-Sos burro vos Zacarías.
-¿Por qué vos?
-Porque la dejaste al palo y sin zacate-, le respondió, dándole cuatro
chupadas al cigarro de papel amarillo,
hecho con sus manos.
-Tenés razón vos.
En un tol, Frungia deposita el dinero de la venta.
***
¡La muerte quirina, que en la esquina se
orina! ¡El catrín, cara de calcetín! Se
oye decir a un sujeto. “Va corriendo, va
jugando”, es el estribillo. A esa chinama se dan cita hombres y mujeres con la esperanza de ganarse
un pichel, un juego de vasos plásticos o de vidrio, un juego de platos de peltre, una olla de peltre, o una
licuadora, aunque no cuenten con el servicio de energía eléctrica. Todos hacen
clavitos. Piden en vano a San Juan
Bailón para tener suerte.
¡Corre y va jugando…!
Los
granos de maíz o frijoles ya están desgastados y húmedos de tanto frotarlos.
“Lotería, y se ha ganado…”, se oye
escasamente…
***
La multitud no se disipa.
En el carrusel se divierten los niños ricos…
“Nos montamos juntos a la Rueda de Chicago, jugamos lotería y tomamos
chocomil”, escribió años después Juan de Dios en sus memorias.
El enorme disco da vueltas. Sus asientos siempre permanecen ocupados.
Gira de abajo arriba y de arriba abajo. Bombillas rojas, azules, amarillas y
verdes iluminan la Rueda de Chicago.
Emocionados trepan a la rueda, después de haber pagado su boleto. Es
larga la fila, aburrida la espera.
Un bolo, preso del delirio, del
miedo, cuando la rueda da la primera vuelta, grita, mientras todos sonríen.
Cuando la rueda deja de dar
vueltas, el borracho se lanza al suelo,
vomita, se pone de pie y posteriormente
se pierde en medio de la multitud que no deja de sonreír.
Y es que la Rueda de Chicago constituye uno
de los más importantes atractivos de la feria.
Da y da vueltas. Unos vomitan. Otros se
orinan. Algunos meten mano… o aprovechan
a abrazar a la invitada o pareja.
Los más pequeñitos se recrean en la rueda de
Caballitos o carrusel.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XII PARTE
Por Elder Exvedi Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
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