CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XVIII PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
En ese momento,
apreció el poeta declamando su poema “La
ofrenda del romerista”, en las calles,
como lo hacía desde que era adolescente.
LA OFRENDA DEL ROMERISTA
I
Desde tierras lejanas
he venido,
con mi ofrenda sacrosanta,
a este pueblo
bendecido,
donde la marimba
dulcemente canta.
II
Soy un jubiloso
romerista
que viene a Santa Ana
Huista,
a venerar a Jesús Nazareno,
al amado Salvador
sereno.
III
De rodillas llegamos
con reverencia,
a los pies de Jesús
el Salvador,
¡Oh! Qué gozo estar
ante su presencia,
con tantos cantos inundados de amor.
IV
Soy un renovado
romerista,
en este pueblo
altruista,
desde que Tata Chema Lemus creó
el Cuarto Viernes , que
de amor se atavió.
V
La parroquia huele a
manzanilla,
a pom, a incienso y a
pino;
y a raudales en la
mejilla
se esparcen lágrimas
de Cristo el Divino.
VI
Las calles
incendiadas de alegría.
La rueda de Chicago
gira y gira.
Y Jesús Nazareno se
extasía,
cuando alegres nos
mira.
VII
Y por eso Santa Ana
Huista,
tierra eternal y
soberana,
mi alma de
amatista
te canta, con su
ternura americana.
Todos le
aplaudieron. Hasta los mancos. Hasta los
sordos…
Juan de Dios consultó
su reloj.
-Ya son las once y
tenemos una invitación del capitán-, les
recordó.
Y tío Chema
respondió: Se me estaba olvidando, Juan de Dios, y no podemos faltar, porque
hoy es su cumpleaños. Pero nos da tiempo echarnos otro parito. Con este calor y
con esta sed, cae bien.
Efectivamente, el
capitán del Ejército Nacional, don Brígido Peláez, les hizo llegar una invitación para un
almuerzo. Ellos aceptaron gustosos.
De sobra conocían su
historia.
Al filo del mediodía
enfilaron hacia la casa del Capitán
Peláez, ubicada a la vera de la Calle Real, cerca del río Huista, y vecino de don Ismael Escobedo.
Doña María Escobedo,
esposa del Capitán, los hizo pasar.
Cristóbal, Roselia,
Romelia, Raúl y Javier, hijos de los esposos Peláez-Escobedo aún estaban de un
lugar a otro, preparando todo.
-Ustedes sí son
puntuales compadre Chema-, dice doña María.
-Sí, así es comadre,
sobre todo, que es el cumpleaños de mi compadre Brígido.
-Mi papá, como
ustedes saben, es originario de Salamá, Baja Verapaz, y llegó a Santa Ana
Huista por órdenes del presidente-, dice Cristóbal.
-Aquí conoció a mamá,
se casaron y nacimos de ese matrimonio ejemplar Romelia, Raúl, Javier y yo-,
agrega Roselia.
-Como saben-intervino
Romelia-, papá ha sido alcalde en varias ocasiones: 1920, 1924, 1928 y 1930.
Aún platican con los
hijos de don Brígido Peláez y de doña María Escobedo, cuando llega don Félix
Castillo.
Lleva suficiente
comiteco, que trae desde Comitán, Chiapas, México.
-Ahora sí vamos a pasarla
muy bien-dice, y saluda efusivamente a
todos.
Tío Chema les había
hablado ya de don Félix, quien es oriundo de La Libertad, Huehuetenango. Se
casó con doña Manuela López, natural de Santa Ana Huista, y es padre del
ilustre santaneco Esteban Antonio Castillo López, que, al igual que otros,
luchó por nuestra autonomía municipal. Otro hijo es Ramón, quien donó el predio
donde se construyó la escuela que lleva el nombre del autor de nuestro glorioso
himno nacional.
A la fiesta llegaron
los tres: Don Félix, su esposa Manuela y Esteban. Por cierto, don Félix fue
alcalde en 1925.
-Ya viene papá-avisa
alegre Romelia, y la marimba lo recibie con Las Mañanitas, aunque ya es la una
de la tarde.
Efectivamente, es el
Capitán Brígido Peláez, quien aparece
en la puerta. Luce gallardo, como siempre.
-Feliz cumpleaños-,
lo felicitaron todos, en coro.
En realidad, la
pasaron bien, muy bien.
Por cierto, muchos
años después, Juan de Dios y Douglas se enteraron de la muerte del capitán, que sucedió durante uno de
sus viajes a su tierra natal: Salamá. Enfermó gravemente en Sacapulas, Quiché,
donde falleció.
Don Esteban Antonio
Castillo López contrajo matrimonio con la educadora María Andrea Rivas, con
quien procrearon a Rufina y Elvia. Doña María Andrea es hermana de la educadora
y escritora Lucinda Rivas, residente en México.
Posteriormente, al
enviudar don Esteban, contrajo nuevas nupcias con la santaneca Florinda Lemus
Morales, hija de don Jorge Lemus y de doña Natividad Morales Velásquez.
Don Esteban fue
alcalde municipal y Juez de Paz en 1966.
A las dos de la tarde
se despidieron.
Ya, en la calle, tío
Chema propuso:
-Vamos a echarnos
otro par de frías a la cantina de doña Chabela, mientras escuchamos a Las
Jilguerías.
-Vamos-, aceptaron
Juan de Dios y John.
Teco Radio le llamaban a un joven que andaba de un lado a otro con su
grabadora Panasonic color celeste, ofreciendo música. Llevaba, además, buena
cantidad de casetes.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
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Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
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