viernes, 31 de marzo de 2017
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lunes, 27 de marzo de 2017
viernes, 24 de marzo de 2017
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA XIX PARTE Por Elder Exvedi Morales Mérida.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XIX PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
Desde muy temprano, los organizadores de los bailes estaban de un lugar
a otro con los preparativos.
Amenizó el “baile de ocotes”-así le llamaban porque se alumbraban con
luz de ocote, a falta de luz eléctrica- los famosos “bailes de bombas”- . En
estos bailes se interrumpía la música a menudo para que determinado bailador,
lanzara su bomba, la cual era contestada por la persona aludida.
A las seis de la tarde, la plaza estaba lista, bien barrida y regada.
En cada horcón había un hachón de ocote, listo para alumbrar.
La música empezó, e inmediatamente la improvisada pista de baile fue
invadida.
Juan Huista bailaba con María Tecúm y miraba de soslayo a Micaela Ixcoy
que bailaba muy embelesada con su compadre Pedro Ixim.
Se sintió herido en su amor propio. Al rato gritó ¡¡Bomba!! La marimba
calló, paró la música.
Dirigiéndose a Micaela, le dijo:
“Podrás tener otro amor, pero no será el mejor, porque como yo te amo, nadie te
amará, porque, morenita mía, de caricias, tu cuerpo, jamás nadie llenará…”
Al grito de la gente, siguió la música para que la aludida preparar la
contestación.
-Ese Juan Huista se la echó buena-, decían unos.
-Van a ver que la Micaela le va a tortear la trompa.
-Aí velo pué.
Al poco rato se oye el grito de Micaela: ¡¡Bomba!!
Paró la música, y ella, dirigiéndose
a Juan Huista, le contesta: ¡Chancla
que se deja tirada, ya jamás será levantada. En mis brazos hallaste amor, y te di, además una flor, pero ya no seré tuya,
pasado amor. Aleluya, aleluya!
Todos gritaron y aplaudieron. Hasta
los mancos…
Siguió tocando la pieza.
Al ratito otra bomba de Juan Huista: ¡¡Ya es tarde corazón, para que te
llenes de ilusión. Un día te amé y de caricias te llené, pero jamás mis brazos
se abrirán para vos, y lo sabe tata Dios!!
Todo había subido de tono y había más expectación.
Siguió la música, y al ratito viene la contestación de Micaela:
¡¡Estás delirando, pobre corazón. Y estás perdiendo, por mis besos y caricias,
la razón, pero lo pasado, pasado, como dijo José José, y ai velo pué!!
Juan Huista se puso furioso y se largó, dejando sola y plantada a medio
baile a la pobre María Tecúm.
Eran ya las nueve de la noche, y
Juan Huista llegó a la cantina de doña Chabela.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XIX PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
jueves, 23 de marzo de 2017
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA XVIII PARTE Por Elder Exvedi Morales Mérida.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XVIII PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
En ese momento,
apreció el poeta declamando su poema “La
ofrenda del romerista”, en las calles,
como lo hacía desde que era adolescente.
LA OFRENDA DEL ROMERISTA
I
Desde tierras lejanas
he venido,
con mi ofrenda sacrosanta,
a este pueblo
bendecido,
donde la marimba
dulcemente canta.
II
Soy un jubiloso
romerista
que viene a Santa Ana
Huista,
a venerar a Jesús Nazareno,
al amado Salvador
sereno.
III
De rodillas llegamos
con reverencia,
a los pies de Jesús
el Salvador,
¡Oh! Qué gozo estar
ante su presencia,
con tantos cantos inundados de amor.
IV
Soy un renovado
romerista,
en este pueblo
altruista,
desde que Tata Chema Lemus creó
el Cuarto Viernes , que
de amor se atavió.
V
La parroquia huele a
manzanilla,
a pom, a incienso y a
pino;
y a raudales en la
mejilla
se esparcen lágrimas
de Cristo el Divino.
VI
Las calles
incendiadas de alegría.
La rueda de Chicago
gira y gira.
Y Jesús Nazareno se
extasía,
cuando alegres nos
mira.
VII
Y por eso Santa Ana
Huista,
tierra eternal y
soberana,
mi alma de
amatista
te canta, con su
ternura americana.
Todos le
aplaudieron. Hasta los mancos. Hasta los
sordos…
Juan de Dios consultó
su reloj.
-Ya son las once y
tenemos una invitación del capitán-, les
recordó.
Y tío Chema
respondió: Se me estaba olvidando, Juan de Dios, y no podemos faltar, porque
hoy es su cumpleaños. Pero nos da tiempo echarnos otro parito. Con este calor y
con esta sed, cae bien.
Efectivamente, el
capitán del Ejército Nacional, don Brígido Peláez, les hizo llegar una invitación para un
almuerzo. Ellos aceptaron gustosos.
De sobra conocían su
historia.
Al filo del mediodía
enfilaron hacia la casa del Capitán
Peláez, ubicada a la vera de la Calle Real, cerca del río Huista, y vecino de don Ismael Escobedo.
Doña María Escobedo,
esposa del Capitán, los hizo pasar.
Cristóbal, Roselia,
Romelia, Raúl y Javier, hijos de los esposos Peláez-Escobedo aún estaban de un
lugar a otro, preparando todo.
-Ustedes sí son
puntuales compadre Chema-, dice doña María.
-Sí, así es comadre,
sobre todo, que es el cumpleaños de mi compadre Brígido.
-Mi papá, como
ustedes saben, es originario de Salamá, Baja Verapaz, y llegó a Santa Ana
Huista por órdenes del presidente-, dice Cristóbal.
-Aquí conoció a mamá,
se casaron y nacimos de ese matrimonio ejemplar Romelia, Raúl, Javier y yo-,
agrega Roselia.
-Como saben-intervino
Romelia-, papá ha sido alcalde en varias ocasiones: 1920, 1924, 1928 y 1930.
Aún platican con los
hijos de don Brígido Peláez y de doña María Escobedo, cuando llega don Félix
Castillo.
Lleva suficiente
comiteco, que trae desde Comitán, Chiapas, México.
-Ahora sí vamos a pasarla
muy bien-dice, y saluda efusivamente a
todos.
Tío Chema les había
hablado ya de don Félix, quien es oriundo de La Libertad, Huehuetenango. Se
casó con doña Manuela López, natural de Santa Ana Huista, y es padre del
ilustre santaneco Esteban Antonio Castillo López, que, al igual que otros,
luchó por nuestra autonomía municipal. Otro hijo es Ramón, quien donó el predio
donde se construyó la escuela que lleva el nombre del autor de nuestro glorioso
himno nacional.
A la fiesta llegaron
los tres: Don Félix, su esposa Manuela y Esteban. Por cierto, don Félix fue
alcalde en 1925.
-Ya viene papá-avisa
alegre Romelia, y la marimba lo recibie con Las Mañanitas, aunque ya es la una
de la tarde.
Efectivamente, es el
Capitán Brígido Peláez, quien aparece
en la puerta. Luce gallardo, como siempre.
-Feliz cumpleaños-,
lo felicitaron todos, en coro.
En realidad, la
pasaron bien, muy bien.
Por cierto, muchos
años después, Juan de Dios y Douglas se enteraron de la muerte del capitán, que sucedió durante uno de
sus viajes a su tierra natal: Salamá. Enfermó gravemente en Sacapulas, Quiché,
donde falleció.
Don Esteban Antonio
Castillo López contrajo matrimonio con la educadora María Andrea Rivas, con
quien procrearon a Rufina y Elvia. Doña María Andrea es hermana de la educadora
y escritora Lucinda Rivas, residente en México.
Posteriormente, al
enviudar don Esteban, contrajo nuevas nupcias con la santaneca Florinda Lemus
Morales, hija de don Jorge Lemus y de doña Natividad Morales Velásquez.
Don Esteban fue
alcalde municipal y Juez de Paz en 1966.
A las dos de la tarde
se despidieron.
Ya, en la calle, tío
Chema propuso:
-Vamos a echarnos
otro par de frías a la cantina de doña Chabela, mientras escuchamos a Las
Jilguerías.
-Vamos-, aceptaron
Juan de Dios y John.
Teco Radio le llamaban a un joven que andaba de un lado a otro con su
grabadora Panasonic color celeste, ofreciendo música. Llevaba, además, buena
cantidad de casetes.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XVIII PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
miércoles, 22 de marzo de 2017
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA XVII PARTE Por Elder Exvedi Morales Mérida.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XVII PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
Ese día, el palenque estaba a reventar.
El calor apretaba. Había mucho calor, buen pretexto
para consumir cerveza.
-La cerveza las vende bien fría don Telo, porque desde
la mañana las mete al río-, dijo Pedro Ixim.
-Sí, es cabrón don Telo, y las amarra con pitas para
que no se vayan. Ricas, las benditas cervezas, y con mayor razón porque el agua
de nuestro río es heladísima-, comentó Juan Huista.
-Pero hay cabrones-intervino tío Chema-, que le han
hueviado, pues se meten al río, se van bajo de agua, y nadie se da cuenta.
-Todo lo bueno que nos da el río Huista, y muchos
hijuecienmilputas lo están haciendo mierda. Tristemente a pocos nos importa-,
se lamentó Juan Huista.
-No hay mejor refrigerador que nuestro río, nuestro
bendito río que, como dice Juan Huista,
lo están jodiendo-, agregó tío Chema.
-Andan diciendo que don Filomeno Hernández Domínguez
va a traer la primera refri-, comentó
Zacarías.
-Eso me contó-, respondió tío Chema.
Y agregó: -Don Meno es muy sheca.
“Había zarabanda. Era muy alegre. Yo fui a una que se realizó en la
galera de don Octavio, apodado Octavo, por ser cliente del aguardiente llamado
Indita. Allí también los danzantes formaban dos ruedas en las que podrían
bailar los que habían pagado previamente los “guantes” o sea las cuotas, ya
fuera por día o el paquete, como hoy dicen, por todos los bailes de la fiesta,
según lo que se hubiese convenido con los empresarios esto es los organizadores
de los mismos. Con frecuencia, y según el grado de entusiasmo prevaleciente entre
los danzantes, el baile se reanudaba en el salón municipal a partir de las ocho
de la noche”, escribió años después, Juan de Dios.
***
Y llegó el viernes, el mero día, como dicen en el pueblo…
Amaneció con un sol espléndido.
Es viernes, por la mañana, y la resaca les
martilla todo…
-Mija, preparame un caldo de
huevos
-¿Qué tal de goma tío Chema.
-Jodido vos Juan de Dios. ¿Y
vos?
-A mí no me da goma, solo un
dolor tremendo de cabeza, una tembladera, y sueño que tengo mucha sed, que me trago todo el río Huista. Ja, viera
usté, tan feo que se ve el río: todo seco, sin una gotita de agua.
-No seas chiflado. ¿En verdad
están bien?
-Rejodido tío.
-Solo que nos hagan un caldo
de huevos con apazote y sus siete granitos de sal, y vamos a echarnos un par de
cervezas para controlar la goma.
-Como dicen: un clavo saca
otro clavo.
-Parecen burradas, pero es
cierto…
A las nueve llegaron a la
cantina de doña Chabela, una de las amantes de don Posh. Amante, querida, la
otra o la puta, que es lo mismo.
-Miren, eso de los futillos, tiene su historia-, dice tío Chema,
mientras observan a buena cantidad de niños jugando.
-¿Cuál es tío Chema?-, pregunta Juan de Dios.
-Es muy interesante. Era 1936, Alexandre Campos Ramírez, mejor conocido
como Alejandro Finisterre, de 17 años, vivía en Madrid, España. Del cielo cayó
una bomba que lo atontó. Aunque pudo haber muerto, solo quedó cojo un tiempo,
de no ser por esa herida nadie jugaría futillo en las ferias.
Según él mismo mi relató, fue llevado a Montserrat, donde un hotel se
convirtió en una extensión del hospital para menores desplazados por la Guerra
Civil Española. En aquel refugio jugar fútbol era cosa de todos los días,
excepto para los niños mutilados o heridos como él. Fue ahí donde nació la
idea. Si ya existía un tenis de mesa, ¿por qué no un fútbol de mesa?
Hizo los planos, y junto a un carpintero crearon el primer futillo.
Certificó que era una invención suya, pero un supuesto amigo se le adelantó
para comercializarlo en Francia. Finisterre intentó iniciar una guerra de
patentes, pero el franquismo triunfó en su país y él, como republicano, se
exilió.
Primero en Ecuador y luego, en 1954, en Guatemala. Fue en la ciudad
capital, en una juguetería llamada Campos Ramírez y Compañía, donde perfeccionó
su invento, cambió el balón de corcho de madera por uno de caucho y empezó a
comercializarlo.
-Todo tiene su historia, todo, todo-, argumenta Juan de Dios.
-Así es, hasta lo más pequeño puede convertirse en un océano si lo
vemos con los ojos del corazón.
-Eso suena chilero tío Chema-, halaga Pedro Ixim.
Y tío Chema ordena: Doña Chabela,
otra tanda por favor.
-Con gusto tío Chema.
-Nos vamos a poner a talega otra vez-, apunta Juan Huista.
-Por eso no te preocupés mijo, porque cuando hay pisto, hay que darle
gusto al cuerpo-, replica tío Chema.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XVII PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
martes, 21 de marzo de 2017
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA XVI PARTE Por Elder Exvedi Morales Mérida.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XVI PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
Desde la madrugada del jueves comenzaron a tronar las
bombas pirotécnicas, los cohetes de vara que subían al aire soplando chorros de
humo, ensordecían los oídos del pueblo. Luego la misa mayor a la que
asistieron.
Las calles atestadas de gente. Se abrían paso a
empollones y codazos. Rockolas a todo volumen, altoparlantes de lotería. En el
atrio de la parroquia, el Baile del Torito.
-¿Qui´bole mano?
-Bien a tusa usté.
-Eso es bueno. No chupar cuando es fiesta, es pecado.
-Si usté.
“El pueblo festeja con ruido y
pólvora. Es día de misa. El incienso huele sabroso y la
procesión nos renueva. Es día de asueto, de feria y de estreno.
Del lejano Totonicapán llegan los alfareros de loza pintada, hombres
que traen cargando sus productos dentro
de enormes cacaxtes hechos de tul. Envuelta con el mayor de los cuidados, entre
colchones de hojas de pino, traen un extenso surtido de loza vidriada y
pintada: candeleros, platos, escudillas redondas para el atole, batidores con
adornos de flores y soles en donde se acostumbraba a tomar el chocolate en
leche o el espumoso batido. Guitarras y guitarritas; jícaras pintadas de nig,
sombreros, productos de jarcia, juguetes y toda una extensa variedad de
productos. Es día de misa, de estreno.
En la feria hay muchas novedades y atracciones, siendo muy relevantes
las transacciones comerciales y ganaderas que se realizan como la compra-venta de ganado caballar y
vacuno.
Para los moradores de Santa Ana Huista, la llegada de la feria es todo
un acontecimiento.
Entre las actividades más frecuentadas y gustadas está el cinematógrafo. Acondicionado en una
gran carpa blanca, el cine era toda una novedad para los visitantes de la
feria, especialmente para los aldeanos. Las personas se sentaban en aquellas
salas de cine improvisadas, con bancas prestadas de la escuela, a ver las
maravillas de las películas mudas.
Todo es alegría. Hay loterías, platillos típicos, dulces, frutas y panes;
juegos de azar, zarabandas.”, escribiría Juan de Dios, años después.
A las nueve de la mañana del
jueves, principiaron a llegar los gallos. Algunos los llevan en jaulas
metálicas; otros, enrollados en petates de tamaño especial.
Los jugadores portan sus navajas en unas cajitas negras. Los de poco
dinero las llevan envueltas en gasa de vendar heridas.
-Mirá a ese, lleva su bolsita de chile chiltepe, para que el gallo coma
minutos antes de las peleas, así se ponen más cabrones y
luchan hasta la muerte-, señaló Zacarías.
El redondel del patio de pelea está todo pringado de manchas de sangre
coagulada y lleno de plumas pequeñas, cuando con navajas les rasuran las entre piernas.
Una galera de paja, es el improvisado palenque, con
galería y luneta en torno al redondel; al centro, la arena donde los gallos
pelean. El juez, un gallero internacional, oriundo de
Chiquimula.
Vuelan los billetes de a cien quetzales a favor del
gallo mexicano. El ambiente tenso y alegre…
Las apuestas en
torno al anfiteatro, se pactan a gritos.
Ajustada la navaja de media, le toca la suerte de ser
el primero en exhibir su gallo en la arena.
Lo hace caminar sobre la ensangrentada arena para poder
observar si la botana ajustada con finas amarras a su pata izquierda no le
aprieta.
Inicia la palea, la cruenta pelea.
Don Tiófilo se
pone nervioso. No le está yendo bien, por el momento…
Pobre el gallo, dicen unos. Ya se había desplumado el
pescuezo y le chorreaba sangre de la cabeza.
Se habían arrancado pedazos de cresta a picotazo
limpio. La sangrienta riña era tan
enconada, que se caían sin soltarse.
-¡Gana el gallo giro! Gritó.
“Apuestas para la siguiente pelea”.
Don Clodomiro estaba cantando las jugadas.
-¡Próxima jugada: el gallo barcino de tío Chema, contra el gallo negro
de don Cayetano. La apuesta base es de cien quetzales…!
-¡Púchicas, qué pistarrajal!-, gritó Vicente.
-¡Cállese la jeta compa, que tío Chema tiene hasta pa tirar pa´rriba!-,
refunfuñó Pedro Ixim.
A las once se anunció la pelea principal: de un lado, tío Chema
sostenía en su brazo, acariciándole la cola, a un gallo barcino; del otro lado, don
Cayetano, sacaba su mejor carta.
Los amarradores colocaron las navajas relumbrantes de tanto filo.
Los dos gallos dieron saltos, y
el gallo de don Cayetano le hundió la
navaja al contrincante.
-Jo, qué vergazo.
-No sea destrompado compa.
-Dan nervios compa.
-Usté es trompudo y diciendo destrompadas, se ve más trompudo.
Cayó moribundo el gallo de tío Chema. En ese instante, el gallo de don
Cayetano se le acercó, y el gallo agonizante se dio media vuelta y con un salto
inesperado, le ensartó la navaja, en el
mero centro del pecho.
Un borbollón de sangre, y dobló pico en cuestión de minutos.
-¡Puta, qué pelea!-, gritó Pedro Ixim.
-Siempre gana don Chema porque tiene pacto…dijo un sujeto.
Cuando iban a los palenques, Juan Huista le ayudaba a
tío Chema a llevar sus utensilios guardados con sumo cuidado: navajas de todo
tamaño, botanas, vainas, hilos, cintas de aislar.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XVI PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
viernes, 17 de marzo de 2017
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA XV PARTE Por Elder Exvedi Morales Mérida.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XV PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
-Estos canarios me dan mala espina-, dice tío
Chema. Les voy a contar lo que sucedió el año pasado, durante esta fiesta…
-Okey-, responde John.
Y Juan de Dios también dice estar de acuerdo.
-Resulta que Juan Huista, Pedro Ixim y mi
ahijado Eleodoro salieron a echarse unos
tragos, cuando vieron a los mentados pajaritos en una jaula…
-A mí me impresionó ver a unos pajaritos que salían de
su jaula y con su piquito sacaban un papelito, que tomaba un señor y leía lo
que tenía escrito, que era la suerte de quien la pedía-, diría después Pedro
Ixim, durante el velorio...
-Probemos suerte muchá-, sugirió Juan Huista.
-Orale-, respondieron.
Le pagaron al encargado de este trabajo. Las aves salieron
de su jaula y comenzaron a desarrollar su oficio. Juan fue el primero en leer
lo que decía su papelito y, entre otras cosas le indicaba que: “Pronto tendría
buenas noticias de su íntimo amigo que se encontraba lejos”.
Y rieron.
A Pedro Ixim le decía que: “Las cosechas serían muy
buenas y que pronto sería abuelo¨.
Y volvieron a reír.
Le tocaba a Eleodoro leer su suerte, y al
desenvolverlo con cierta incertidumbre, leyó. “Estimado amigo, lamentamos
decirle que sus días terminarán en los cuernos de una vaca”.
Eleodoro estaba
impactado por lo que decía el papelito.
Los padres de Eleodoro
se percataron de que algo andaba
mal. De tanto insistir, decide contarles a sus tatas la razón
de su preocupación.
-No te preocupés mijo, son puras babosadas-, le
aconsejó su madre, doña Chon.
-Tu mamá tiene razón mijo-, intervino don Cleto, su
progenitor-, esas son puras burradas que la gente cree. Mirá pué lo que pasó
cuando aquel pastor evangélico dijo que ya venía el fin del mundo, que nos arrepintiéramos y que compartiéramos todo lo que teníamos,
y muchos atarantados le creyeron,
vendieron casas, terrenos, coches,
burros y hasta ropa, y todavía estamos vivitos y coleando, y los zopencos se
quedaron sin nada.
Pero el pobre Eleodoro vivía con la incertidumbre. A
la hora de acostarse, las horas las pasaba en vela, pues al solo cerrar los
ojos veía a una vaca que se le tiraba fieramente.
Al fin de tantos, el sueño lo vencía y se quedaba
dormido. De repente se encontraba en
cualquier potrero mío, completamente bien despejado, cuando se le aparecía una
temible vaca recién parida. A punto de ser corneado estaba,
cuando despertaba.
Inmediatamente saltaba del tapesco, buscaba la cajita
de fósforos y luego encendía un tiznado candil.
-Púchicas, así murió corneada una pobre señora de
Tabacal-, pensaba.
Lo curaron de susto. Lo llevaron con brujos y
espiritistas y nada. Todo empeoró.
Una de las tantas noches de insomnio, Eleodoro escucha
el canto peculiar de la lechuza. Ello lo inquietó más. El mismo canto se dio la
noche siguiente, la siguiente y la siguiente.
Y recordó que el canto de la lechuza es un aviso de
mal agüero.
Una noche, llegó mi compadre Posh.
-Buenas noches compadres-, saludó.
Y ellos respondieron: Buenas noches compadre.
-Les traigo la cabeza de la vaca que se me embarrancó
allá en Guachipilín-, dijo.
-Gracias.
-Muchas gracias.
Posh colocó la
cabeza de la vaca en el suelo, y después de beber café y charlar por buen rato,
se marchó.
Y la noche se puso más negra.
Horas más tarde, Eleodoro entra.
Se dispone a cerrar la puerta. Unos pasos había dado,
cuando en aquel silencio se deja escapar un estremecedor grito, lo cual sobresalta,
tanto a su padre como a su madre, quienes al tener la luz del candil se dan
cuenta del espantoso espectáculo: Eleodoro había tropezado con la cabeza de la
vaca y cayó embrocado, donde lo recibieron los cuernos puntiagudos, los que se incrustaron en la
parte abdominal.
Eleodoro no
respondía, solamente dejaba escapar unos tristes lamentos.
La sangre que brotaba del cuerpo enclenque de Eleodoro
va poco a poco inundando el espacio.
A él estaba prendida la cabeza de aquel animal. En
breve, Eleodoro había dejado de respirar.
La noticia corrió tan veloz, como agua en pendiente.
Al momento, el ranchito estaba abarrotado con todos
los vecinos de Huista.
En los rostros se reflejaba la tristeza y se
apreciaban rodar las lágrimas.
Pero pasemos a otras cosas alegres.
-Está bien, como usté diga.
-Una de las primeras marimbas que llegaron a
amenizar los bailes, fue la “Palacios”, siendo su director-fundador el eximio
compositor e intérprete huehueteco, don Gumersindo Palacios, autor, entre
otras, de Lágrimas de Thelma-, dice tío Chema.
-Es bueno conocer la historia-, argumenta
Juan de Dios.
-Sí, pero qué calor tan chiflado; mejor
echémonos otras frías, pretexta tío Chema.
-Okey.
Y siguieron tomando.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XV PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
jueves, 16 de marzo de 2017
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA XIV PARTE Por Elder Exvedi Morales Mérida.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XIV PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
Cuando los primeros rayos del sol iluminan al pueblo apacible, la
parroquia ya parece un enjambre. Los cantos
y los rezos brotan a ráfagas. La
iglesia, sitio místico para los católicos, está que revienta. El júbilo de
estar cerca del Nazareno se manifiesta
en los rostros. Van las madres con los niños en la espalda. Todos buscan a Dios
mediante la oración… Hay colorido. Hay
alegría. Hay júbilo. Los indígenas
visten con orgullo sus mejores atuendos, sus hermosísimos trajes. Colores rojos, azules, verdes y blancos se
desplazan con serenidad, y dentro y fuera de la vetusta iglesia siguen los
romeristas con el afán de agradar a Dios, yéndose de rodillas hasta los pies de
la venerada imagen, y golpeándose con
“chicotes” algunos.
En la parroquia, los feligreses piden por el
enfermo, por el agonizante, por el finado; por el maíz, por el frijol, por el café; para que se acabe la peste que amenaza a los
animales, o por la falta de lluvia.
Piden por las cosechas, por los
animales, por la familia, por todos.
Se contempla el colorido de pieles, voces y
trajes. Todosanteros, colotecos,
jacaltecos, ladinos, mexicanos, salvadoreños y de otras nacionalidades que se
cruzan, se tejen, como güipiles maravillosos.
Estallan los cantos acompañados con campesinas marimbas, guitarras y
otros instrumentos.
Las galeras fabricadas con láminas de zinc y postes de madera, los
ranchos y las casas de adobe son muy hospitalarias al darle posada a los
romeristas.
El tañer de campanas brota. La paz que invade a cada romerista es
indescriptible. El gemido de las notas de las marimbas ahuyenta la tristeza. El
movimiento de la gente es intenso. En ningún momento se le deja de rendir
tributo a Jesús Nazareno.
Esta concurridísima fiesta es insuperable. Todos los días, a muy
temprana hora, especialmente del viernes, comienza a llenarse de más
parroquianos, pues día y noche sus puertas están abiertas.
***
Dentro de una pequeña jaula hay canarios,
adiestrados para actuar en el pronóstico
de las buenas nuevas. Pero no siempre…
A estos canarios se les ha enseñado que
saquen al azar un papelito de las diversas casillas que contiene una caja, lo
cual ejecutan con presteza al nomás
abrirles la ventanilla de la jaula.
Hay papelitos con horóscopos para caballeros, señoras, señoritas y niños.
El amaestrador de los pajarillos llama a éstos por su nombre, y ellos salen de la pajarera y sacan los
papelitos de diversos colores. Los papelitos o mensajes de la suerte, están
impresos; y el texto está basado en la astrología egipcia. Con el pico sacan los papelitos y son
admirados por los noveleros.
-¿Quiere
usted saber su destino? Pague cinco centavos y el pajarito se lo dirá.
El ágil pájaro da un saltito y coge
un papelito verde que presagia buena suerte.
En el atrio de la iglesia está el canario encantador con su dueño,
quien se hace más rico…
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XIV PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
miércoles, 15 de marzo de 2017
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA XIII PARTE Por Elder Exvedi Morales Mérida.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XIII PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
¡Cómo huele de sabroso! Las
flores, la manzanilla y el incienso derraman su perfume. Al
fondo, en el centro, la imagen principal y más reverenciada: Jesús Nazareno de
Huista, con su cruz a cuestas. Su mirada
es dulce y apacible a pesar del dolor.
Su cabeza con una corona de espinas. Su rostro bañado de sangre que
brota de los agujeros hechos por las filosas espinas. Viste una túnica morada
este viernes, pues cada día luce diferente, gracias a que los romeristas le
llevan muchas, como ofrenda. Las demás imágenes veneradas tienen sus propios
altares. La mayoría descansa en urnas de vidrio, como
la de Jesusito, llamado así por su tamaño. Pero el más
importante en esa época es el Cristo coronado de espinas. Antes de entrar en el templo, los romeristas se
santiguan. Besan los pies, las manos, y
la ropa del crucificado.
La devoción hacia
Jesús Nazareno no solo comprende fervientes rezos, sino también ofrendas de
maíz, dinero, ropa y cortinas. La
antiquísima representación de Jesús Nazareno que se venera, atrae a centenares de romeristas de distintos lugares, como ya se
ha dicho.
Es famoso por los
milagros que ha obrado, esto, según los católicos.
La parroquia, que es un orgullo de los santanecos, está más
alegre que nunca. Resguarda celosamente
su principal tesoro detrás del imponente altar mayor restaurado por el maestro
carpintero Julio Domínguez, con la colaboración de sus hijos Rodolfo, Eduardo y
Juan.
A ambos costados se encuentran las escalinatas de acceso al camarín del
cumpleañero Nazareno de Huista. Por la derecha se ingresa, y por la izquierda
se egresaba.
La imagen está rodeada por
ofrendas de mazorcas de todos colores, frijol, chipilín, ayotes, café en grano,
y de otras hierbas comestibles.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XIII PARTE
Por Elder Exvedi
Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
martes, 14 de marzo de 2017
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA XII PARTE Por Elder Exvedi Morales Mérida.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XII PARTE
Por Elder Exvedi Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
Encima de su poyo de adobe están
colocados los chicharrones calientes, los menudos y la moronga con olor a
hierbabuena que vende por cuartas. El exquisito olor de la fritura despierta el
apetito. Arriba de la mesa, cuelga un lazo lleno de carne fresca.
Es el negocio de Frungia, la mujer de Zacarías.
-Sos burro vos Zacarías.
-¿Por qué vos?
-Porque la dejaste al palo y sin zacate-, le respondió, dándole cuatro
chupadas al cigarro de papel amarillo,
hecho con sus manos.
-Tenés razón vos.
En un tol, Frungia deposita el dinero de la venta.
***
¡La muerte quirina, que en la esquina se
orina! ¡El catrín, cara de calcetín! Se
oye decir a un sujeto. “Va corriendo, va
jugando”, es el estribillo. A esa chinama se dan cita hombres y mujeres con la esperanza de ganarse
un pichel, un juego de vasos plásticos o de vidrio, un juego de platos de peltre, una olla de peltre, o una
licuadora, aunque no cuenten con el servicio de energía eléctrica. Todos hacen
clavitos. Piden en vano a San Juan
Bailón para tener suerte.
¡Corre y va jugando…!
Los
granos de maíz o frijoles ya están desgastados y húmedos de tanto frotarlos.
“Lotería, y se ha ganado…”, se oye
escasamente…
***
La multitud no se disipa.
En el carrusel se divierten los niños ricos…
“Nos montamos juntos a la Rueda de Chicago, jugamos lotería y tomamos
chocomil”, escribió años después Juan de Dios en sus memorias.
El enorme disco da vueltas. Sus asientos siempre permanecen ocupados.
Gira de abajo arriba y de arriba abajo. Bombillas rojas, azules, amarillas y
verdes iluminan la Rueda de Chicago.
Emocionados trepan a la rueda, después de haber pagado su boleto. Es
larga la fila, aburrida la espera.
Un bolo, preso del delirio, del
miedo, cuando la rueda da la primera vuelta, grita, mientras todos sonríen.
Cuando la rueda deja de dar
vueltas, el borracho se lanza al suelo,
vomita, se pone de pie y posteriormente
se pierde en medio de la multitud que no deja de sonreír.
Y es que la Rueda de Chicago constituye uno
de los más importantes atractivos de la feria.
Da y da vueltas. Unos vomitan. Otros se
orinan. Algunos meten mano… o aprovechan
a abrazar a la invitada o pareja.
Los más pequeñitos se recrean en la rueda de
Caballitos o carrusel.
CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA
XII PARTE
Por Elder Exvedi Morales Mérida.
Fuente:
Huista: un viaje a través del tiempo.
Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.
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