martes, 14 de marzo de 2017

CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA XII PARTE Por Elder Exvedi Morales Mérida.

CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA   
XII   PARTE
                                                            Por Elder Exvedi Morales Mérida.

Fuente: Huista: un viaje a través del tiempo.  Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.

Encima  de su poyo de adobe están colocados los chicharrones calientes, los menudos y la moronga con olor a hierbabuena que vende por cuartas. El exquisito olor de la fritura despierta el apetito. Arriba de la mesa, cuelga un lazo lleno de carne fresca.

Es el negocio de Frungia, la mujer de Zacarías.

-Sos burro vos Zacarías.
-¿Por qué vos?
-Porque la dejaste al palo y sin zacate-, le respondió, dándole cuatro chupadas al cigarro  de papel amarillo, hecho con sus manos.
-Tenés razón vos.

En un tol, Frungia deposita el dinero de la venta.


***

¡La muerte quirina, que en la esquina se orina! ¡El catrín, cara de calcetín!  Se oye decir a un sujeto.  “Va corriendo, va jugando”, es el estribillo. A esa chinama se dan cita  hombres y mujeres con la esperanza de ganarse un pichel, un juego de vasos plásticos o de vidrio, un juego de platos  de peltre, una olla de peltre, o una licuadora, aunque no cuenten con el servicio de energía eléctrica. Todos hacen clavitos. Piden en vano a San  Juan Bailón para tener suerte.

¡Corre y va jugando…!
 Los granos de maíz o frijoles ya están desgastados y húmedos de tanto frotarlos.
“Lotería, y se ha ganado…”, se oye escasamente…

***

La multitud no se disipa.

En el carrusel se divierten los niños ricos…
“Nos montamos juntos a la Rueda de Chicago, jugamos lotería y tomamos chocomil”, escribió años después Juan de Dios en sus memorias.

El enorme disco da vueltas. Sus asientos siempre permanecen ocupados. Gira de abajo arriba y de arriba abajo. Bombillas rojas, azules, amarillas y verdes iluminan la Rueda de Chicago.  Emocionados trepan a la rueda, después de haber pagado su boleto. Es larga la fila, aburrida la espera.                                                                                                                                                                              Un bolo, preso del delirio, del miedo, cuando la rueda da la primera vuelta, grita, mientras todos sonríen. Cuando la rueda deja de  dar vueltas,  el borracho se lanza al suelo, vomita, se pone de pie y posteriormente  se pierde en medio de la multitud que no deja de sonreír.


Y es que la Rueda de Chicago constituye uno de los más importantes atractivos de la feria.
Da y da vueltas. Unos vomitan. Otros se orinan. Algunos meten mano…  o aprovechan a abrazar a la invitada o pareja.
Los más pequeñitos se recrean en la rueda de Caballitos o carrusel.



CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN SANTA ANA HUISTA   
XII   PARTE
                                                            Por Elder Exvedi Morales Mérida.


Fuente: Huista: un viaje a través del tiempo.  Cuarto Viernes de Cuaresma, 1995.

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