martes, 19 de julio de 2016

LA FERIA PATRONAL (II) FUENTE: Huista: un viaje a través del tiempo. Elder Exvedi Morales Mérida. Guatemala, 26 de julio de 1994.


LA FERIA PATRONAL (II)
FUENTE: Huista: un viaje a través del tiempo. Elder Exvedi Morales Mérida.                 Guatemala, 26 de julio de 1994.

Las fiestas del pueblo se caracterizan  por los jaripeos, peleas de gallos  y  las danzas folclóricas. 

El común denominador, no obstante, es el comercio, tanto de comida como de diversión. No hay una sola a la que le haga falta una Rueda de Chicago, un carrusel, mesas de futillo y los puestos de antojos típicos: atol, garnachas, chiles rellenos, plataninas, algodones, tostadas, etcétera, y por supuesto, amenizada por música.
Impera siempre la necesidad  de saborear un elote loco, un chupete, un algodón de azúcar, una lengua o corbata o bien subirse a la Rueda de Chicago.
Otros se emborrachan.

-No tomar cuando hay fiesta, es un pecado-, dice Juan Huista, entre broma y broma. Y entre trago y trago…

Se sabe que esta tradición fue impuesta por los invasores hispanos, quienes, a su vez, la tomaron de una costumbre todavía más antigua que se remonta a la época del emperador romano Constantino I  El Grande, un cristiano converso cuya madre  empezó a conmemorar el día que encontró la verdadera cruz donde Cristo fue sacrificado, según la tradición oral.  Pero las ferias, tal y como se conciben en la actualidad, surgieron durante la Baja Edad Media, en Europa Occidental, cuando las ciudades crecían junto al comercio, a larga distancia. Numerosos mercaderes se establecían en diversas localidades que celebraban su fiesta bajo la advocación de un santo patrón.

-En la época colonial se celebraban dos tipos de feria: una para los españoles y otra para los nativos.                          Fue hasta mediados del siglo XVIII que las dos culturas se expresaron al mismo tiempo en este tipo de celebraciones-, explica tío Chema, y agrega: “Antes de eso los indígenas crearon el Baile del Torito, una sátira a las corridas de toros que organizaban los españoles”.

Las primeras ferias en Huista se efectuaron en sitios baldíos, como la plaza, luego llamados campos de feria. Primero fueron ganaderas, ya que se compraba ganado al mayor y menor, así como aves y objetos de alfarería, hojalata, jarcia y palma.
Después se le añadieron actividades recreativas, entre las cuales sobresalieron corridas de cintas,  carreras de caballos, encostalados, carreras de burros, carreras de bicicletas, encostalados  y los salones de baile.    Las zarabandas son infaltables.

La  feria  patronal de Santa Ana Huista se celebró por primera vez en 1550, según la tradición oral.
En el siglo XIX ya asistía bastante gente a esta festividad, del 24 al 27 de julio. Muchos visitantes provenían de puntos lejanos y de los pueblos circunvecinos como San Antonio Huista, Nentón, Jacaltenango, Concepción Huista, entre otros.

John  escribió después: “Se paseaban hombres y mujeres vestidos con sus mejores galas.
Los de mejor posición económica acudían en lujosos caballos.
La gente más sencilla por lo regular hacía un largo viaje. Iba con los ojos bien abiertos, con la mismísima curiosidad de un niño. Esta fiesta, como las demás, es muy alegre.
Una  rueda de Chicago, un carrusel, sillas voladoras y una pequeña montaña rusa. Además, hacen su aparición el tiro al blanco, las mesas de futillo, los juegos de aros, frascos y frontones.
La lotería o polaca, no puede faltar. El alma de este juego es el cantor, quien por lo general tiene mucha gracia y verborrea para anunciar las figuras que salen de la tómbola. Mientras tanto, los jugadores colocan frijoles o maíces sobre las figuritas que contienen en sus cartones, de acuerdo con lo que aquél ocurrente grita.                    El primero que llene su cartón gana objetos como alcancías, vasos, palanganas o coladores”.

El recorrido también incluye la visita por los comedores y las garnacherías donde se sirven viandas típicas como las tortillas con chorizo y longaniza, churros, plataninas, poporopos, algodones, panes con chiles rellenos, tostadas, enchiladas o carne asada. También hay que probar la horchata, el tamarindo, el fresco de súchiles o el atol de plátano, de elote o el café de olla.
La  música de marimba lo inunda todo.

En muchas casas se hace chicha —un refresco fermentado de súchiles— y se regala a los vecinos.  
–Tomen muchá, pero con fe, porque eso de llegar a misa socado, es pecado-, invita Juan Huista.
-Juan de Dios, hay varios tipos de ferias-, explica tío Chema.                                                                                                                                                                       -¿Cuáles son tío?                                                                                                                                                                                    -Y tío Chema expone: Patronal: Son eventos tradicionales que se efectúan en honor al santo patrono asignado al poblado desde su fundación. Titular: Se celebran en honor a la fundación de una población. Cantonal: Se llevan a cabo en los barrios o colonias dentro del perímetro urbano,  como la que sucede con la del San Juan, el 24 de junio.  Satelital: Son las que se hacen sin motivo alguno.
-Muy interesante-, comenta John, mientras anota en su libreta.



FUENTE: Huista: un viaje a través del tiempo. Elder Exvedi Morales Mérida.                 Guatemala, 26 de julio de 1994.

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