Hay algo maravilloso en usted que me embelesa,
me perturba, me encanta, me seduce, me emboba,
me enajena, me embarga.
Y, aunque mis palabras le parezcan cursilerías o babosadas,
es la verdad.
¿Cómo diablos explicárselo?
¿Sus miradas que me escudriñan?
¿Sus ojos colmados de ternura?
¿Sus labios carmesíes donde florecen canciones?
Y, le digo, por centésima vez: La amo.
Pero usted me apedrea con su indiferencia
y no tengo más que claudicar
y de largarme.
-Exvedi-
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