CHARLANDO CON LA ABUELA
Autor: Elder Exvedi Morales Mérida.
El mes de julio
se asomó. Llegó con la sonrisa atestada de claridades y gorjeos sonoros.
Las lluvias seguían derramando su ternura a la Madre
Tierra.
Y un martes por la noche, Juan de Dios, John, Juan
Huista y Pedro Ixim fueron a jugar ajedrez a la plaza, bajo un cielo sereno,
tachonado de estrellas.
-Ya estamos en julio y mi abuela pronto estará
celebrando su cumpleaños-, dice Juan de Dios, con cierta melancolía.
-Tenés razón mijo: Doña Limpa pronto estará de
manteles largos-, recuerda tío Chema.
Y John, pregunta:-¿Ya es anciana?
Y Juan de Dios responde:-Sus cabellos han sido
invadidos por los hilos de plata, y su piel por los surcos del tiempo. Sus ojos
han ido perdiendo la luz, sus pasos arrastran fatigas y su voz se ha llenado de
nostalgia y cansancio, pero su corazón sigue tan grande, como grande es la
poesía en las manos de Dios.
-¡Oh!, sería excelente entrevistarla, para enriquecer
más mi libro-, asevera John.
Y Juan de Dios evoca uno de los tantos episodios que
le tocó vivir al lado de la susodicha anciana, residente en San José El Tablón,
en el municipio de San Antonio Huista, y descendiente de una maestra chiantleca:
-Tuve el privilegio de sentarme a charlar varias veces
con mi abuela Olimpia Taracena Rojas, a quien todos siempre llamamos, Mamá Limpa.
Una tarde de octubre,
cuando le pregunté de que si era cierto que al aparecer una mariposa
negra era mal presagio, ella comenzó con su larguísimo relato:
“Hay muchas creencias mijo. Voy a contarte algunas. La
mariposa azul ronda en casa cuando
llegará correspondencia. Y eso es cierto, porque la vez que me mandaste una
tarjeta navideña, una mariposa grande y azul rondaba de un lugar a otro, y Juan
se puso muy alegre y dijo: Limpa, va a venir correspondencia. Y cabal: al ratito, nos trajeron la tarjeta,
esa que está en el altar, cerca de los melocotones, mazorcas y el cuadro de
Jesús Nazareno.
Si el chucho abre hoyo en el patio, uno de los
dueños morirá. Fijate que
una vez que fui a dejarle dos
tapas de panela a doña Cirila, nos alarmamos mucho cuando vimos a Siete Pares
abriendo un hoyo en el patio. El chucho
o Siete Pares rascaba y ladraba. Cabal,
al otro día, llegaron unos guerrilleros y mataron al pobre Enervano. Pobre,
todavía estaba patojo, y dejó una marimbita de patojitos huérfanos. Dijeron que
lo habían matado porque colaboraba con los soldados. Desde que vimos a Siete Pares o a ese chucho
jiotoso abrir el hoyo en el patio, sabíamos qué iba a pasar.
Si el fuego del poyo se acrecienta o chispea mucho,
alguien vendrá. Y eso pasó hoy que
viniste vos ixtío. Fijate que yo estaba
torteando, cuando Juan estaba
desayunando, y dijo: Limpa, alguien va a venir. ¿Por qué? Le pregunté. Y él
respondió: El fuego que chispea lo está anunciando. Y vos apareciste de romplón
mijo.
Hubieras visto cómo cantaba: tan alegre se oía.
Y se alegró más el corazón de Juan, porque al igual
que yo, sabíamos que iba a venir alguien muy querido.
Cuando el gallo canta en la puerta, es porque va a ver
visita. Y eso también pasó. Mirá, ese gallo que
está amarrado en la pata del cofre, estuvo cantando antes de que vos vinieras.
Pero no todo es color rosa, como dicen. El tecolote y
la lechuza son nagual de los brujos. Cuando entran en el hogar, hay
enemigos que piden la muerte. Tres noches
antes de que mataran al pobre de Enervano, un tecolote y una lechuza entraron en su rancho. Y doña Cirila, su
mamá, le dijo: Mijo, algo malo va a pasar porque entró al rancho ese tecolote y
esa lechuza. No mama, no piense así, le
respondió Enervano. Y Prosodia, mujer de Enervano, se puso a llorar. Ya
no chillés, mamá es mera tigüilera, dijo Enervano. Y sacó su honda y ahuyentó a
los animales. Después que enterraron al pobre de Enervano, se supo que unos
vecinos lo habían puesto en mal con los canches o los del monte, y lo mataron,
como ya te dije. El pobre no debía nada.
Y es que con
un lengüetazo, puede uno hacer mucho daño mijo.
Vos me preguntaste sobre la mariposa negra mijo. Pues
fijate que la mariposa negra anuncia la muerte. Recuerdo que cuando yo era patoja, estaba en casa de una prima, cuando vi que
una mariposa de ese color entró por la ventana y se puso a revolotear de un
lugar a otro. Era grande. Negra, tan negra, como el
carbón. El chucho que estaba echado debajo de la cama, al verla, comenzó a
ladrar y salió huyendo. Al día
siguiente, encontraron muerta en su cama a mi prima. La pobre tenía 16 años de
edad, aún era muy patoja. Yo sufrí mucho,
porque nos queríamos como hermanos.
Si la mujer embarazada ve un eclipse, su hijo nacerá
con una enorme mancha. Mirá qué le pasó a la Nancha: su hijo Hortencio tiene
una gran mancha. Le aconsejamos varias veces que usara ropa interior de color
rojo para que eso no pasara, pero como no obedeció, su pobre patojo nació con
esa manchota que se ve fea.
Si uno pone una escoba detrás de la puerta, la visita
se marchará pronto. Eso hago cuando viene a visitarme una vieja chismosa. No
solo me quita el tiempo, sino que viene
a desnudar a toda la aldea. Es tan
chismosa, que la gente ya no le llama por su nombre, sino por su apodo que es “La Chismes”. Siempre que viene,
rápido pongo la escoba detrás de la puerta, y
no tarde casi nada aquí.
Si hay tormenta, hay que hacer una cruz en la tierra
con ceniza. En Huista, por ejemplo, es normal ver a los patojos desnudos en las
calles cuando hay tormenta, haciendo cruces con ceniza en la tierra. Se ve al
gruisero desnudo de un lado a otro. Es algo raro, pues no lo he visto en otra
parte. También la gente se arrodilla a rezar y a quemar las cruces de palma que
bendice el sacerdote en Semana Santa, y con la ceniza también se hacen cruces.
En Semana Santa no se permite ir a bañarse al río el
Viernes Santo, para no volverse pescado.
Por eso, ese día, el río
Huista se queda solo, muy solo. El Sábado de Gloria se les da nalgadas a los
güiros para que crezcan y no sean enanos o chaparros. Pero como muchos no lo
creen y no lo hacen, mirás a tanto patojo purrunquito, mulcatío, chiquito de
una vez.
Cuando el gato montés
llega a gritar cerca de la casa, alguien de la misma o de las vecindades
enfermará y morirá. Eso pasó durante un diciembre en Huista. Doña Herminia
Velásquez, mamá del compadre Próspero Morales
me contó que un su vecino llamado Éufrates estaba afilando su machete,
cuando llegó un gato montés a gritar al patio de su casa. El pobre cayó enfermo
esa noche y ocho días después, murió.
Encontrar a un venado corriendo es de buena suerte. Si
sale de izquierda a derecha, es buen agüero, si de derecha a izquierda, mal
presagio. Una vez que mi yerno Vicente Paúl estaba trabajando en Guachipilín,
un venado salió corriendo de izquierda a derecha, y en la tarde, cuando
regresaba a su casa, se encontró en la carretera un manojo de billetes de a
quetzal o de chemas, como le decimos a ese billete.
Cuando algún chucho se echa boca arriba en el patrio,
es señal de que alguien llegará de
visita. Si mueve la cola, la visita será
agradable, si no la mueve, será todo lo contrario. Eso hacía el Canelo cuando venía la vieja
chismosa de quien ya te conté. Poco
antes de que la Chismes apareciera, el Canelo se echaba boca arriba en el patio
y no movía para nada la cola. Entonces yo colocaba rápido la escoba detrás de
la puerta. Claro, si me daba tiempo.
Pero si un chucho ladra o se revuelca, algo malo
sucederá. Cuando murió mi suegro, un día
antes, el chucho que él tenía y que se llamaba Dólar, comenzó a ladrar y a revolcarse. Nosotros
sabíamos que algo malo pasaría, y pasó.
Aunque la llegada de la muerte no significa el fin de todo.
Si un chucho lo
orina a uno, ya se jadió, porque es señal de dificultades. Esto le ha pasado a muchos. Por ejemplo, el
pobre Cornúpeto estaba preparando todo para casarse. De la felicidad que la Chepa le hizo caso y
hasta se iba a casar con él, se echó unos sus tragos de cusha y se quedó
dormido en el suelo. De pronto llegó su chucho llamado Pajarote, levantó la pata izquierda y le orinó en la
cara. El pobre Cornúpeto se quedó plantado en el altar, ya no se casó y se
quedó para vestir santos.
El cazador que mata un tecolote, perderá su puntería y
suerte para la caza. Recuerdo que una vez que Juan fue a
trabajar a Guachipilín, pasó esto. Resulta que un patojo, ahijado de mi suegro,
se fue con él.
Me han dicho que allá hay un tanatal de animales para
cazar, dijo el muchacho, buen cazador, por cierto. Adónde iba, llevaba su honda
o resortera, como le llaman en algunos lugares. No fallaba. Los hules eran de
aquellos hules negros que se les ponían a los calzones. Cuando le disparaba a
un pájaro, de una vez lo hacía pozol, como dicen los patojos.
Pues bien, se fueron para Guachipilín. En la primera
noche mató muchas tortolitas, siete conejos y dos ardillas. Pero durante la
segunda noche se le apareció un tecolote y, sin pensarlo dos veces, le disparó
y lo mató. A la tercera noche se dio cuenta que había perdido la puntería. Los
pájaros se paraban en las ramas de los árboles muy cerca de él y ya no pudo
cazar nada. Juan le dijo que había perdido la puntería y la suerte para la caza porque había matado
un tecolote. Desde
ese entonces, el patojo se puso a chupar y a chupar, y murió de bolo.
También se cree que cuando un zopilote ve a alguien
con la honda lista para disparar, el hule se pica.
Cuando el zorro
lo orina a uno, es del mal agüero. Cuando las urracas forman la gritería en los bosques, es señal de que alguien anda
por ahí, por lo general, ese alguien es peligroso.
Ver florecer la hierbabuena es buena suerte. Esto le
pasó a mi mamá. Resulta que ella fue a buscar estas hierbas para hacer
guacamol. Cuando iba a cortar unas ramitas, en ese preciso momento empezaron a
florecer. Entonces recordó que trae buena suerte, siempre y cuando no parpadee.
Y se quedó viendo un buen
rato. Cuando la hierbabuena terminó de florecer, tomó unas ramitas y regresó a
su casa. Iba feliz, pues sabía que algo bueno iba a pasar. Al
poco rato vio que en el suelo estaba tirado un fajo de billetes. Lo pepenó y se
fue feliz a contarle a su papá.
Si se encuentran muchas culebras en los trabajos de
preparar la tierra para las siembras, es señal que habrá buenas cosechas. En nuestra región es normal que esto pase.
Casi siempre hay buenas cosechas. Entonces, cuando alguien ve a muchas culebras
en los trabajos de preparar la tierra para las siembras, no debe matarlas, como
lo hizo una vez Celestino. Ese año, el pobre Celestino no tapiscó ni
una sola mazorca, mucho menos logró un su manojito de frijol.
Cuando uno es cagado por algún zopilote que pasa
volando, es de mal agüero.
Agarrar un pájaro que entra a la casa es malo. En el
hogar se darán problemas. También es
indicio de enfermedades. Pues fijate que de estos casos se han dado muchos. Un
24 de diciembre, entró un pajarito a la casa de don Patricio, y su hijo Nelo lo
agarró. Lo dejó debajo de un canasto. Al rato, cuando le
iba a dar comida, se dio cuenta que en vez del pajarito, estaba un manojo de
doblador. Cabal, en la noche, murió don Patricio, cuando comía un tamal, pues
un hueso le quedó trabado en la garganta. Nelo fue a ver si todavía estaba
el manojo de doblador. Y se llevó tremendo susto cuando vio que el
doblador se convirtió de nuevo en pájaro, el cual salió volando.
Es muy malo cuando a las mujeres se les quiebra el
brazo de la piedra de moler. Es signo de
muerte. Esto le pasó a doña Nisha. La pobre se levantó, como de costumbre, a
las cinco de la mañana a preparar el desayuno
y el bastimento. Petronio, su marido iría a limpiar la milpa.
Apurate pué, le dijo Petronio, y doña Nisha trabajaba
y trabajaba, cuando de repente, se quebró el brazo de la piedra de moler. Algo
malo va a pasar Petronio, mejor no vayás a trabajar, le dijo ella. Esas
creencias son solo babosadas, respondió él, y se fue a trabajar.
Pasó un día y su noche y no regresó. Al día siguiente
fueron a buscarlo y lo hallaron muerto. A un lado del cadáver estaba
muerta una culebra. Dijeron que era su nahual.
También es vislumbre
de muerte el que se le quiebre el machete. Ahora que hablo de esto,
recuerdo al finadito Cleofas. El se dedicaba a la agricultura y también era
curandero. Pues un día fue
a limpiar su cañal. Galán el cañal. Cuando dio el primer machetazo, se asustó porque
el machete se quebró. Algo malo va a pasar, dijo. Cabal, en ese momento, uno de
sus patojos fue a avisarle que acababa de morir su suegra, a quien quería como
a una madre.
Cuando la candela
u ocote arde con vivacidad, es buena suerte; cuando la llama arde lenta
y pálida, es muy malo. Si se cae la candela o manojo de ocote, es de mal
presagio. Cuando un murciélago pasa delante de uno, es indicación de mala suerte.
Soñar que se escucha marimba, es anuncio de que habrá
gran fiesta. Es malo ser orinado por las angurrias. Las golondrinas, cuando
vuelan muy bajo, es sospecha de que se reanudarán las lluvias que han
cesado o que se aproxima el invierno o el
verano. Cuando vuelan muy altas, es contraseña
de que se en tableará la estación de verano. El día que se ven pasar los
azacuanes, es señal de que la estación cambiará. Si es verano, llegará el
invierno, si es invierno, llegará el verano.
La cigarra, los grillos y chiquirines cuando cantan
consecutivamente en pleno invierno, es indicación de que cesarán las lluvias.
El clis clis de los zopes dice mucho, pues cuando esta ave grita clis, clis, y se posa en rama seca, anuncia
invierno. Cuando las hormigas pequeñas salen en grupo de sus nidos y llevan sus
huevos a otro lugar, es anuncio de que ese día va a caer un porrazo. Cuando las chorchas hacen sus nidos muy bajo, es señal
de que el invierno de ese año será fuerte, copioso; si lo construyen muy alto,
es señal de que será tardío y breve. Cuando gritan los saraguates
en grupo entres los bosques, es pronóstico de huracán y fuertes lluvias.
Cuando les hacen ruido las tripas a los chuchos y a los coches, es señal de que
ese día lloverá con granizo. Cuando un gato de casa se revuelca en el patio o
sitio, es señal de que habrá pleitos entre los familiares. Si un gato negro se
le atraviesa a uno, es porque algo grave
sucederá. Cuando varios gatos llegan a molestar a una casa o cerca de ella, algo
triste va a pasar.
Si las golondrinas llegan a hacer sus nidos a
cualquier parte de la casa, es señal de que llevará la buena suerte. Recuerdo
que cuando yo tenía diez años de edad, soñaba con tener una muñeca, pero una
muñeca de almacén, pues las que teníamos
eran de trapos, chirajos o de doblador. Pues bien, un día, muy temprano, llegó una
golondrina a hacer su nido en el tapanco de la casa. Y en la tarde, la sorpresa: Una mi
tía que vivía en la Ciudad de Guatemala vino, y como regalo, me trajo una
hermosa muñeca.
Es también de buen agüero el que las avispas o las
abejas lleguen a la casa a construir su panal. Si una mosca persigue con necedad, es
señal de que se va a recibir correspondencia. Cuando zumba por los oídos, si es
pequeña, es que una mujer desea hablarle
a quien lo persigue. Si se le mete a uno en el oído izquierdo, alguien está hablando
mal de uno, si es el derecho, alguien
habla muy bien de uno.
Ver una mariposa
negra pegada en la pared de algún
dormitorio, es de mal agüero, indica enfermedad o la muerte de algún aquejado,
como ya te lo dije.
Ver una araña
muy tempranito, avisa que se recibirá algún dinero, si le cae a uno en
cualquier parte del cuerpo, señala buena suerte.
El darse la mano
a través y por encima de la mesa, es maléfico. Por eso, hay que tener mucho
cuidado mijo.
Cuando un
cuchillo cae al suelo, es aviso de que se tendrá visita. Cuando se siente caliente
la oreja izquierda, es señal de que alguien habla mal de la persona que lo
experimenta. Algunas mujeres, fíjate vos, son realistas porque se muerden la
trenza del pelo para que el que el que de ellas habla, se muerda la lengua. Si
es la oreja derecha la que arde, es porque
están hablando bien de uno. Si la tetera silba, es pronóstico de alegría
en la casa.
La mujer a quien
le crece el pelo en la frente en forma de punta, no se va a casar nunca; se va
a quedar para vestir santos, como la Cleotilde. Si alguien quiebra un espejo,
se darán algunas amarguras en el hogar.
También ver
romperse un espejo es mal vaticinio. El
encontrarse dinero es de mala suerte. Para que no
suceda nada malo, debe utilizarlo en buenas cosas.
Si un cristal o
vaso de vidrio se le quiebra a alguien,
a ese alguien le afectarán los chismes y
problemas. Si alguien haya una herradura en el
camino, tendrá buena suerte. Debe colgarse con las extremidades abiertas para
arriba, para que la suerte no se le vaya. Al colgarse por la parte cerrada, la
suerte se irá. Recoger alguna aguja o un alfiler en la calle, presagia
pobreza. Cuando alguien, al levantarse
de la cama, se tropieza con algo que está a punto de caerse, es malo.
Volviéndose a acostar, el presagio ya no se cumple. Y es bueno levantarse
siempre con el pie derecho o mejor dicho, al pararse, primero debemos poner el
pie derecho. Botar el salero es malísimo, pero para anular el
agüero, la persona que la ha derramado, debe
recoger la sal, debe tirarla, pero llevándose la mano hacia atrás, por encima
del hombro. El poner demasiada sal en
los alimentos al cocinarlos, tiene su
significado, pues quien lo hace, está enamorada. Si le pasan a uno la escoba
cuando se está barriendo, indica que nunca se casará. Reírse sin chiste, sin
motivo justificado, es malo. Cantar
antes de almorzar o cenar, es también de mal agüero. No sirve medir a los
güiros, ya sea con cordel o una cinta medidora, porque si no, tardarán en
crecer mucho, como deben.
Los güiros que son muy chillones, serán
felices. Por eso, cuando chillan mucho, no hay que regañarlos.
Si cuatro
personas en el momento de darse la mano forman una cruz, es porque pronto habrá
casamiento. El botar pedazos de
pan, denuncia despilfarro y trae mala sombra. Llevar un pedazo de pan en el bolsillo,
atrae riqueza. Cuando los enamorados juran quererse en Noche Buena, es porque
serán felices. Cuando inadvertidamente se
pone el vestido al revés, es señal de buena suerte. Ocurre lo mismo cuando una
media o un calcetín se pone al revés. La madrina de boda que tropieza en el
camino del altar, morirá soltera.
La madrina de boda que tenga en sus manos el ramo de flores de la recién
casada, será la próxima en casarse. Entre las modistas es de mal agüero que la que
pone el ajuar de alguna novia para tallarlo, no se casará, y la que quiere
casarse, cuando se haya efectuado la boda, deberá desvestir a la novia, pues es
de buena surte.
Regalar objetos
cortantes, presagia el rompimiento de la amistad con la persona a quien se le
obsequia. Cuando alguien siente cierta comezón en la palma de la mano
izquierda, es señal de que irán a cobrarle alguna deuda. Si es en la mano
derecha, llegará dinero a sus manos. Cuando la luna está tierna, muchos sufren
porque sus heridas las molestan. Al meterles ruda o hinojo en las orejas a los estudiantes, se
les quedarán más las lecciones.
Cuando se tiene escúpelo se
pasa la cola de un gato negro en el ojo. Y a veces zapos. El escúpelo se da por ver
chuchos trabados o haciendo cochinadas.
Un ladrillo o terrón empapados en agua se huele para que se le pare la
hemorragia cuando sangra la nariz. ¡Ay
tatita! Todo lo que te puedo contar”-, concluyó.
“Sí mama, tiene
razón, pero es importante conocer todo eso”,- respondí, y le supliqué siguiera compartiéndome su
sabiduría, por lo que ella, también entusiasmada, prosiguió:
“En cuanto a
adivinación, podemos pasar mucho tiempo. Fijate que algunos indígenas emplean
varios medios para predecir el futuro y leer el pasado. Son listos. Al hacer la
pregunta, mentalmente el adivino se
concentra hasta que obtiene de un grano de arroz la respuesta. El agorero
tiende en el suelo un pañuelo rojo y pasa sobre él a un gato negro. Después,
levantaba el pañuelo y lee las respuestas.
Cuando los
chuchos ladran mucho, es porque miran cosas o a
almas en pena.
Nosotros
los católicos, por eso nos persignamos o invocamos a toda la corte
celestial a cada raro. Dicen que miran cosas porque tienen en los
ojos unas como telitas especiales. Conocimos a un muchacho que solo bolo se
mantenía. Cuando escuchó que los chuchos miran cosas que nosotros no vemos, le
arrancó esas telitas a un chucho y se las puso en los ojos. Y el pobre se puso
loco. Iba de calle en calle hablando con supuestos personajes”.
En ese momento -las
nueve serían-, yo, estimados amigos, ya
estaba cabeceando. Hasta muy entrada la noche estuvimos juntos trillando tantas
creencias y supersticiones.
Lo último que
recuerdo oír de sus labios fue: “El nagual es el desdoblamiento del espíritu”.
Y en una especie
de eco escuché: “En martes, ni te cases ni te embarques, ni de tu casa te
apartes”.
La noche había
caído y los grillos ofrecían su música de violines monótonos.
Yo dormía plácidamente.
Mi cariñoso
abuelo Juan Mérida, a quien también solamente lo llamaba como papá, me llevó en
sus brazos al petate donde solía dormir cuando los visitaba.
Hasta el otro
día desperté.
Para ese
entonces, yo llevaba apenas 10
noviembres a cuestas.
NOTA: Ana Olimpia
Taracena Rojas o Mamá
Limpa, nació en Jacaltenango, el 26 de
julio de 1909, día de Santa Ana, abuela
de Jesús. Este día se celebra la Feria Patronal
de Santa Ana Huista. Sus padres fueron don Jesús Taracena y doña Margarita Zenaida Rojas Cano.
Mi
bisabuela Margarita Zenaida nació en Chiantla, Huehuetenango; hija de María Taracena Cano y de don Francisco Taracena Tello. Mi bisabuela Margarita Zenaida era maestra y
laboró en Jacaltenango. Ejecutaba la guitarra con maestría. Gustaba, además, de
la literatura.
Los abuelos de Mamá Limpa llegaron a establecerse a
Jacaltenango, y allí nacieron sus padres. Entre los hermanos de Mamá Limpa
recuerdo a Víctor, Mario, Eduardo (Guayo,
ilustre marimbista que vivió y falleció en La Laguna , Jacaltenango);
Miguel Ángel, Consuelo, Carlos y Cristina. Mamá Limpa aprendió a hablar el
Poptí y un poco el inglés, pues inició sus estudios en un internado de
Quetzaltenango, estudios que no concluyó, pues, según ella, “no se hallaba en
esa ciudad lejana”.
FUENTE: Huista: Un viaje a través
del tiempo. Elder Exvedi Morales Mérida. 26 de julio de 1995.
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