jueves, 6 de octubre de 2016

CHARLANDO CON LA ABUELA Autor: Elder Exvedi Morales Mérida.

CHARLANDO CON LA ABUELA
Autor: Elder Exvedi Morales Mérida.

El mes de julio  se asomó. Llegó con la sonrisa atestada de claridades y gorjeos sonoros.
Las lluvias seguían derramando su ternura a la Madre Tierra.
Y un martes por la noche, Juan de Dios, John, Juan Huista y Pedro Ixim fueron a jugar ajedrez a la plaza, bajo un cielo sereno, tachonado de estrellas.
-Ya estamos en julio y mi abuela pronto estará celebrando su cumpleaños-, dice Juan de Dios, con cierta melancolía.
-Tenés razón mijo: Doña Limpa pronto estará de manteles largos-, recuerda tío Chema.
Y John, pregunta:-¿Ya es anciana?
Y Juan de Dios responde:-Sus cabellos han sido invadidos por los hilos de plata, y su piel por los surcos del tiempo. Sus ojos han ido perdiendo la luz, sus pasos arrastran fatigas y su voz se ha llenado de nostalgia y cansancio, pero su corazón sigue tan grande, como grande es la poesía en las manos de Dios.
-¡Oh!, sería excelente entrevistarla, para enriquecer más mi libro-, asevera John.
Y Juan de Dios evoca uno de los tantos episodios que le tocó vivir al lado de la susodicha anciana, residente en San José El Tablón, en el municipio de San Antonio Huista, y descendiente de una maestra chiantleca:
-Tuve el privilegio de sentarme a charlar varias veces con mi abuela Olimpia Taracena Rojas, a quien todos siempre llamamos, Mamá  Limpa.
Una tarde de octubre,  cuando le pregunté de que si era cierto que al aparecer una mariposa negra era mal presagio, ella comenzó con su larguísimo relato:
“Hay muchas creencias mijo. Voy a contarte algunas. La mariposa azul ronda en  casa cuando llegará correspondencia. Y eso es cierto, porque la vez que me mandaste una tarjeta navideña, una mariposa grande y azul rondaba de un lugar a otro, y Juan se puso muy alegre y dijo: Limpa, va a venir correspondencia.  Y cabal: al ratito, nos trajeron la tarjeta, esa que está en el altar, cerca de los melocotones, mazorcas y el cuadro de Jesús Nazareno.

Si el chucho abre hoyo en el patio, uno de los dueños  morirá.                                                                      Fijate que  una vez  que fui a dejarle dos tapas de panela a doña Cirila, nos alarmamos mucho cuando vimos a Siete Pares abriendo un hoyo  en el patio. El chucho o Siete Pares  rascaba y ladraba. Cabal, al otro día, llegaron unos guerrilleros y mataron al pobre Enervano. Pobre, todavía estaba patojo, y dejó una marimbita de patojitos huérfanos. Dijeron que lo habían matado porque colaboraba con los soldados.  Desde que vimos a Siete Pares o a ese chucho jiotoso abrir el hoyo en el patio, sabíamos qué iba a pasar.
Si el fuego del poyo se acrecienta o chispea mucho, alguien vendrá.  Y eso pasó hoy que viniste vos ixtío.  Fijate que yo estaba torteando,  cuando Juan estaba desayunando, y dijo: Limpa, alguien va a venir. ¿Por qué? Le pregunté. Y él respondió: El fuego que chispea lo está anunciando. Y vos apareciste de romplón mijo.
Hubieras visto cómo cantaba: tan alegre se oía.
Y se alegró más el corazón de Juan, porque al igual que yo, sabíamos que iba a venir alguien muy querido.
Cuando el gallo canta en la puerta, es porque va a ver visita. Y eso también pasó.                          Mirá, ese gallo que está amarrado en la pata del cofre, estuvo cantando antes de que vos vinieras.
Pero no todo es color rosa, como dicen. El tecolote y la lechuza son nagual de los brujos.                Cuando entran en el hogar, hay enemigos que piden la muerte.                                                                                  Tres noches antes de que mataran al pobre de Enervano, un tecolote y una lechuza   entraron en su rancho. Y doña Cirila, su mamá, le dijo: Mijo, algo malo va a pasar porque entró al rancho ese tecolote y esa lechuza.  No mama, no piense así, le respondió Enervano. Y Prosodia, mujer de Enervano, se puso a llorar.                                                                                                                              Ya no chillés, mamá es mera tigüilera, dijo Enervano. Y sacó su honda y ahuyentó a los animales. Después que enterraron al pobre de Enervano, se supo que unos vecinos lo habían puesto en mal con los canches o los del monte, y lo mataron, como ya te dije.  El pobre no debía nada.                            Y es que con un lengüetazo, puede uno hacer mucho daño mijo.
Vos me preguntaste sobre la mariposa negra mijo. Pues fijate que la mariposa negra anuncia la muerte.                                                                                                                                                               Recuerdo que cuando yo era patoja,  estaba en casa de una prima, cuando vi que una mariposa de ese color entró por la ventana y se puso a revolotear de un lugar a otro.                                                            Era grande. Negra, tan negra, como el carbón. El chucho que estaba echado debajo de la cama, al verla, comenzó a ladrar y salió huyendo.  Al día siguiente, encontraron muerta en su cama a mi prima. La pobre tenía 16 años de edad, aún era muy patoja.  Yo sufrí mucho, porque nos queríamos como hermanos.

Si la mujer embarazada ve un eclipse, su hijo nacerá con una enorme mancha. Mirá qué le pasó a la Nancha: su hijo Hortencio tiene una gran mancha. Le aconsejamos varias veces que usara ropa interior de color rojo para que eso no pasara, pero como no obedeció, su pobre patojo nació con esa manchota que se ve fea. 

Si uno pone una escoba detrás de la puerta, la visita se marchará pronto. Eso hago cuando viene a visitarme una vieja chismosa. No solo me quita el tiempo,  sino que viene a desnudar a toda la aldea.  Es tan chismosa, que la gente ya no le llama por su nombre,  sino por su apodo que es                “La Chismes”. Siempre que viene, rápido pongo la escoba detrás de la puerta, y  no tarde casi nada aquí.
Si hay tormenta, hay que hacer una cruz en la tierra con ceniza. En Huista, por ejemplo, es normal ver a los patojos desnudos en las calles cuando hay tormenta, haciendo cruces con ceniza en la tierra. Se ve al gruisero desnudo de un lado a otro. Es algo raro, pues no lo he visto en otra parte. También la gente se arrodilla a rezar y a quemar las cruces de palma que bendice el sacerdote en Semana Santa, y con la ceniza también se hacen cruces.

En Semana Santa no se permite ir a bañarse al río el Viernes Santo, para no volverse pescado.            Por eso, ese día, el río Huista se queda solo, muy solo. El Sábado de Gloria se les da nalgadas a los güiros para que crezcan y no sean enanos o chaparros. Pero como muchos no lo creen y no lo hacen, mirás a tanto patojo purrunquito, mulcatío, chiquito de una vez.

Cuando el gato montés  llega a gritar cerca de la casa, alguien de la misma o de las vecindades enfermará y morirá. Eso pasó durante un diciembre en Huista. Doña Herminia Velásquez, mamá del compadre Próspero Morales  me contó que un su vecino llamado Éufrates estaba afilando su machete, cuando llegó un gato montés a gritar al patio de su casa. El pobre cayó enfermo esa noche y ocho días después, murió.

Encontrar a un venado corriendo es de buena suerte. Si sale de izquierda a derecha, es buen agüero, si de derecha a izquierda, mal presagio. Una vez que mi yerno Vicente Paúl estaba trabajando en Guachipilín, un venado salió corriendo de izquierda a derecha, y en la tarde, cuando regresaba a su casa, se encontró en la carretera un manojo de billetes de a quetzal o de chemas, como le decimos a ese billete.

Cuando algún chucho se echa boca arriba en el patrio, es señal  de que alguien llegará de visita.        Si mueve la cola, la visita será agradable, si no la mueve, será todo lo contrario.                                                        Eso hacía el Canelo cuando venía la vieja chismosa de quien ya te conté.  Poco antes de que la Chismes apareciera, el Canelo se echaba boca arriba en el patio y no movía para nada la cola. Entonces yo colocaba rápido la escoba detrás de la puerta. Claro, si me daba tiempo.

Pero si un chucho ladra o se revuelca, algo malo sucederá. Cuando murió mi suegro,  un día antes, el chucho que él tenía y que se llamaba Dólar,  comenzó a ladrar y a revolcarse. Nosotros sabíamos que algo malo pasaría, y pasó.  Aunque la llegada de la muerte no significa el fin de todo.
Si  un chucho lo orina a uno,  ya se jadió,  porque es señal de dificultades.   Esto le ha pasado a muchos. Por ejemplo, el pobre Cornúpeto estaba preparando todo para casarse.  De la felicidad que la Chepa le hizo caso y hasta se iba a casar con él, se echó unos sus tragos de cusha y se quedó dormido en el suelo. De pronto llegó su chucho llamado Pajarote, levantó la pata izquierda y le orinó en la cara. El pobre Cornúpeto se quedó plantado en el altar, ya no se casó y se quedó para vestir santos.

El cazador que mata un tecolote, perderá su puntería y suerte para la caza.                                           Recuerdo que una vez que Juan fue a trabajar a Guachipilín, pasó esto. Resulta que un patojo, ahijado de mi suegro, se fue con él.
Me han dicho que allá hay un tanatal de animales para cazar, dijo el muchacho, buen cazador, por cierto. Adónde iba, llevaba su honda o resortera, como le llaman en algunos lugares. No fallaba. Los hules eran de aquellos hules negros que se les ponían a los calzones. Cuando le disparaba a un pájaro, de una vez lo hacía pozol, como dicen los patojos. 
Pues bien, se fueron para Guachipilín. En la primera noche mató muchas tortolitas, siete conejos y dos ardillas. Pero durante la segunda noche se le apareció un tecolote y, sin pensarlo dos veces, le disparó y lo mató. A la tercera noche se dio cuenta que había perdido la puntería. Los pájaros se paraban en las ramas de los árboles muy cerca de él y ya no pudo cazar nada. Juan le dijo que había perdido la puntería  y la suerte para la caza porque había matado un tecolote.                                                                                                                    Desde ese entonces, el patojo se puso a chupar y a chupar, y murió de bolo. 
También se cree que cuando un zopilote ve a alguien con la honda lista para disparar, el hule se pica.

Cuando el  zorro lo orina a uno, es del mal agüero. Cuando las urracas forman la gritería  en los bosques, es señal de que alguien anda por ahí, por lo general, ese alguien es peligroso.
Ver florecer la hierbabuena es buena suerte. Esto le pasó a mi mamá. Resulta que ella fue a buscar estas hierbas para hacer guacamol. Cuando iba a cortar unas ramitas, en ese preciso momento empezaron a florecer. Entonces recordó que trae buena suerte, siempre y cuando no parpadee.                 Y se quedó viendo un buen rato. Cuando la hierbabuena terminó de florecer, tomó unas ramitas y regresó a su casa. Iba feliz, pues sabía que algo bueno iba a pasar.                                                                         Al poco rato vio que en el suelo estaba tirado un fajo de billetes. Lo pepenó y se fue feliz a contarle a su papá.

Si se encuentran muchas culebras en los trabajos de preparar la tierra para las siembras, es señal que habrá buenas cosechas.  En nuestra región es normal que esto pase. Casi siempre hay buenas cosechas. Entonces, cuando alguien ve a muchas culebras en los trabajos de preparar la tierra para las siembras, no debe matarlas, como lo hizo una vez Celestino.                                                                      Ese año, el pobre Celestino no tapiscó ni una sola mazorca, mucho menos logró un su manojito de frijol.

Cuando uno es cagado por algún zopilote que pasa volando, es de mal agüero.
Agarrar un pájaro que entra a la casa es malo. En el hogar se darán  problemas. También es indicio de enfermedades. Pues fijate que de estos casos se han dado muchos. Un 24 de diciembre, entró un pajarito a la casa de don Patricio, y su hijo Nelo lo agarró. Lo dejó debajo de un canasto.                           Al rato, cuando le iba a dar comida, se dio cuenta que en vez del pajarito, estaba un manojo de doblador. Cabal, en la noche, murió don Patricio, cuando comía un tamal, pues un hueso le quedó trabado en la garganta. Nelo fue a ver si todavía estaba el  manojo de doblador.  Y se llevó tremendo susto cuando vio que el doblador se convirtió de nuevo en pájaro, el cual salió volando.

Es muy malo cuando a las mujeres se les quiebra el brazo de la piedra de moler.  Es signo de muerte. Esto le pasó a doña Nisha. La pobre se levantó, como de costumbre, a las cinco de la mañana a preparar el desayuno  y el bastimento. Petronio, su marido iría a limpiar la milpa.
Apurate pué, le dijo Petronio, y doña Nisha trabajaba y trabajaba, cuando de repente, se quebró el brazo de la piedra de moler. Algo malo va a pasar Petronio, mejor no vayás a trabajar, le dijo ella. Esas creencias son solo babosadas, respondió él, y se fue a trabajar.
Pasó un día y su noche y no regresó. Al día siguiente fueron a buscarlo y lo hallaron muerto.                   A un lado del cadáver estaba muerta una culebra. Dijeron que era su nahual.

También es vislumbre  de muerte el que se le quiebre el machete. Ahora que hablo de esto, recuerdo al finadito Cleofas. El se dedicaba a la agricultura y también era curandero.                Pues un día fue a limpiar su cañal. Galán el cañal. Cuando dio el primer machetazo, se asustó porque el machete se quebró. Algo malo va a pasar, dijo. Cabal, en ese momento, uno de sus patojos fue a avisarle que acababa de morir su suegra, a quien quería como a una madre.

Cuando la candela  u ocote arde con vivacidad, es buena suerte; cuando la llama arde lenta y pálida, es muy malo. Si se cae la candela o manojo de ocote, es de mal presagio. Cuando un murciélago pasa delante de uno, es indicación  de mala suerte.
Soñar que se escucha marimba, es anuncio de que habrá gran fiesta. Es malo ser orinado por las angurrias. Las golondrinas, cuando vuelan muy bajo, es sospecha de que se reanudarán las lluvias que han cesado  o que se aproxima el invierno o el verano. Cuando vuelan muy altas, es contraseña  de que se en tableará la estación de verano. El día que se ven pasar los azacuanes, es señal de que la estación cambiará. Si es verano, llegará el invierno, si es invierno, llegará el verano.
La cigarra, los grillos y chiquirines cuando cantan consecutivamente en pleno invierno, es indicación de que cesarán las lluvias. El clis clis de los zopes dice mucho, pues  cuando esta ave grita  clis, clis, y se posa en rama seca, anuncia invierno. Cuando las hormigas pequeñas salen en grupo de sus nidos y llevan sus huevos a otro lugar, es anuncio de que ese día va a caer un porrazo. Cuando las chorchas hacen sus nidos muy bajo, es señal de que el invierno de ese año será fuerte, copioso; si lo construyen muy alto, es señal de que será tardío y breve. Cuando gritan los  saraguates   en grupo entres los bosques, es pronóstico de huracán y fuertes lluvias. Cuando les hacen ruido las tripas a los chuchos y a los coches, es señal de que ese día lloverá con granizo. Cuando un gato de casa se revuelca en el patio o sitio, es señal de que habrá pleitos entre los familiares. Si un gato negro se le atraviesa a uno, es porque algo  grave sucederá. Cuando varios gatos llegan a molestar a una casa o cerca de ella, algo triste va a pasar.

Si las golondrinas llegan a hacer sus nidos a cualquier parte de la casa, es señal de que llevará la buena suerte. Recuerdo que cuando yo tenía diez años de edad, soñaba con tener una muñeca, pero una muñeca de almacén, pues las que  teníamos eran de trapos, chirajos o de doblador.                                       Pues bien, un día, muy temprano, llegó una golondrina a hacer su nido en el tapanco de la casa.              Y en la tarde, la sorpresa: Una mi tía que vivía en la Ciudad de Guatemala vino, y como regalo, me trajo una hermosa muñeca.
Es también de buen agüero el que las avispas o las abejas lleguen a la casa a construir su panal.           Si una mosca persigue con necedad, es señal de que se va a recibir correspondencia. Cuando zumba por los oídos, si es pequeña, es que una mujer  desea hablarle a quien lo persigue. Si se le mete a uno en el oído izquierdo, alguien está hablando mal de uno, si es el  derecho, alguien habla muy bien de uno.
Ver una mariposa negra pegada  en la pared de algún dormitorio, es de mal agüero, indica enfermedad o la muerte de algún aquejado, como ya te lo dije. 
Ver una araña muy tempranito, avisa que se recibirá algún dinero, si le cae a uno en cualquier parte del cuerpo, señala buena suerte.
El darse la mano a través y por encima de la mesa, es maléfico. Por eso, hay que tener mucho cuidado mijo.
Cuando un cuchillo cae al suelo, es aviso de que se tendrá visita. Cuando se siente caliente la oreja izquierda, es señal de que alguien habla mal de la persona que lo experimenta. Algunas mujeres, fíjate vos, son realistas porque se muerden la trenza del pelo para que el que el que de ellas habla, se muerda la lengua. Si es la oreja derecha la que arde, es porque  están hablando bien de uno. Si la tetera silba, es pronóstico de alegría en la casa. 
La mujer a quien le crece el pelo en la frente en forma de punta, no se va a casar nunca; se va a quedar para vestir santos, como la Cleotilde. Si alguien quiebra un espejo, se darán algunas amarguras en el hogar.
También ver romperse un  espejo es mal vaticinio. El encontrarse dinero es de mala suerte.                                  Para que no suceda nada malo, debe utilizarlo en buenas cosas.
Si un cristal o vaso de vidrio  se le quiebra a alguien, a ese alguien  le afectarán los chismes y problemas.            Si alguien haya una herradura en el camino, tendrá buena suerte. Debe colgarse con las extremidades abiertas para arriba, para que la suerte no se le vaya. Al colgarse por la parte cerrada, la suerte se irá. Recoger alguna aguja o un alfiler en la calle, presagia pobreza.  Cuando alguien, al levantarse de la cama, se tropieza con algo que está a punto de caerse, es malo. Volviéndose a acostar, el presagio ya no se cumple. Y es bueno levantarse siempre con el pie derecho o mejor dicho, al pararse, primero debemos poner el pie derecho.        Botar el salero es malísimo, pero para anular el agüero, la persona que la ha derramado, debe recoger la sal, debe tirarla, pero llevándose la mano hacia atrás, por encima del hombro.  El poner demasiada sal en los alimentos al cocinarlos,  tiene su significado, pues quien lo hace, está enamorada. Si le pasan a uno la escoba cuando se está barriendo, indica que nunca se casará. Reírse sin chiste, sin motivo justificado, es malo.  Cantar antes de almorzar o cenar, es también de mal agüero. No sirve medir a los güiros, ya sea con cordel o una cinta medidora, porque si no, tardarán en crecer mucho, como deben.                                                                   Los güiros que son muy chillones, serán felices. Por eso, cuando chillan mucho, no hay que regañarlos.
Si cuatro personas en el momento de darse la mano forman una cruz, es porque pronto habrá casamiento.           El botar pedazos de pan, denuncia despilfarro y trae mala sombra.     Llevar un pedazo de pan en el bolsillo, atrae riqueza. Cuando los enamorados juran quererse en Noche Buena, es porque serán felices.                    Cuando inadvertidamente se pone el vestido al revés, es señal de buena suerte. Ocurre lo mismo cuando una media o un calcetín se pone al revés. La madrina de boda que tropieza en el camino del altar, morirá soltera.               La madrina de boda que tenga en sus manos el ramo de flores de la recién casada, será la próxima en casarse. Entre las modistas es de mal agüero que la que pone el ajuar de alguna novia para tallarlo, no se casará, y la que quiere casarse, cuando se haya efectuado la boda, deberá desvestir a la novia, pues es de buena surte.

Regalar objetos cortantes, presagia el rompimiento de la amistad con la persona a quien se le obsequia. Cuando  alguien  siente cierta comezón en la palma de la mano izquierda, es señal de que irán a cobrarle alguna deuda. Si es en la mano derecha, llegará dinero a sus manos. Cuando la luna está tierna, muchos sufren porque sus heridas las molestan. Al meterles ruda  o hinojo en las orejas a los estudiantes, se les quedarán más las lecciones. Cuando se tiene escúpelo se pasa la cola de un gato negro en el ojo. Y a veces zapos.                      El escúpelo se da por ver chuchos trabados o haciendo cochinadas.  Un ladrillo o terrón empapados en agua se huele para que se le pare la hemorragia cuando  sangra la nariz. ¡Ay tatita! Todo lo que te puedo contar”-, concluyó.
“Sí mama, tiene razón, pero es importante conocer todo eso”,- respondí, y  le supliqué siguiera compartiéndome su sabiduría, por lo que ella, también entusiasmada, prosiguió:
“En cuanto a adivinación, podemos pasar mucho tiempo. Fijate que algunos indígenas emplean varios medios para predecir el futuro y leer el pasado. Son listos. Al hacer la pregunta, mentalmente el adivino  se concentra hasta que obtiene de un grano de arroz la respuesta. El agorero tiende en el suelo un pañuelo rojo y pasa sobre él a un gato negro. Después, levantaba el pañuelo y lee las respuestas.
Cuando los chuchos ladran mucho, es porque miran cosas o a  almas en pena.                                                    Nosotros los católicos, por eso nos persignamos o invocamos a toda la corte celestial  a cada raro.                           Dicen que miran cosas porque tienen en los ojos unas como telitas especiales. Conocimos a un muchacho que solo bolo se mantenía. Cuando escuchó que los chuchos miran cosas que nosotros no vemos, le arrancó esas telitas a un chucho y se las puso en los ojos. Y el pobre se puso loco. Iba de calle en calle hablando con supuestos personajes”.
En ese momento -las nueve serían-, yo, estimados amigos,  ya estaba cabeceando. Hasta muy entrada la noche estuvimos juntos trillando tantas creencias y supersticiones.
Lo último que recuerdo oír de sus labios fue: “El nagual es el desdoblamiento   del espíritu”. 
Y en una especie de eco escuché: “En martes, ni te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes”.
La noche había caído y los grillos ofrecían su música de violines monótonos.
Yo dormía  plácidamente.
Mi cariñoso abuelo Juan Mérida, a quien también solamente lo llamaba como papá, me llevó en sus brazos al petate donde solía dormir cuando los visitaba.
Hasta el otro día desperté.
Para ese entonces,  yo llevaba apenas  10  noviembres a cuestas.

NOTA: Ana Olimpia Taracena Rojas o Mamá Limpa,  nació en Jacaltenango, el 26 de julio de 1909, día de Santa Ana,  abuela de Jesús. Este día se celebra la  Feria Patronal de Santa Ana Huista. Sus padres fueron don Jesús Taracena   y doña Margarita Zenaida Rojas Cano.
Mi bisabuela Margarita Zenaida nació en Chiantla, Huehuetenango;  hija de María Taracena  Cano y de don Francisco Taracena Tello.  Mi bisabuela Margarita Zenaida era maestra y laboró en Jacaltenango. Ejecutaba la guitarra con maestría. Gustaba, además, de la literatura.
Los abuelos de Mamá Limpa llegaron a establecerse a Jacaltenango, y allí  nacieron sus  padres. Entre los hermanos de Mamá Limpa recuerdo a Víctor, Mario, Eduardo (Guayo,  ilustre marimbista que vivió y falleció en La Laguna, Jacaltenango); Miguel Ángel, Consuelo, Carlos y Cristina. Mamá Limpa aprendió a hablar el Poptí y un poco el inglés, pues inició sus estudios en un internado de Quetzaltenango, estudios que no concluyó, pues, según ella, “no se hallaba en esa ciudad lejana”.

FUENTE: Huista: Un viaje a través del tiempo. Elder Exvedi Morales Mérida. 26 de julio de 1995.


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