LA FERIA PATRONAL DE SANTA ANA
HUISTA (VII)
FUENTE: Huista: un viaje a
través del tiempo. Elder Exvedi Morales Mérida. Guatemala, 26 de julio de
1994.
A las doce del
mediodía, en el atrio de la parroquia, se presentó la danza de Moros y
Cristianos. El grupo se componía de seis
cristianos, seis moros y una princesa mora. Los moros utilizaban grandes
sombreros pródigamente adornados; máscaras con bigotes dorados y pantalones
cortos.
Los bailadores
saltaban, con la sonaja en la mano y el sudor chorreándoles bajo la máscara.
-Estos trajes los
alquilan en Quiché y tenemos que ir
hasta allá, pues don Nacho que los hacía está enfermo y no nos queda de
otra-dijo uno de los danzantes a un reportero de El Huisteco.
Los cristianos
utilizan sombreros, máscaras de madera con barbas y bigote negro y pantalones
largos.
Tío Chema aclara:
Aquí en Huista, como en otras partes de Guatemala, los cristianos han adoptado identidad indígena.
John
escribe en su libreta.
Todos los personajes portan espada.
La representación
dura tres horas acompañada de sones y la
bailan cristianos en forma pausada y marcial, y los moros, con energía y saltos. Ambos ejércitos gritan y se
escuchan choques de espadas que
recuerdan la milicia europea del siglo
XVII.
La marimba de los “Gaspares” no cesa de cantar…
John está impresionado, al igual que los autores de
El Pueblo del Cargador del Año, Oliver La
Farge y Douglas Byers.
Y tío Chema, como
buen guatemalteco, explica: Esta danza ya es muy antigua. La lucha y triunfo de
los españoles por recuperar su
territorio, en poder de los árabes durante ocho siglos inspira esta danza que narra las batallas entre el
ejército cristiano y los moros de África
septentrional que profesan el islam.
-Imagino que de ahí viene el apellido Matamoros-,
interviene Juan Huista.
-Exacto mijo-,
responde tío Chema, y agrega: Además de las guerras de reconquista, esta danza
cuenta las batallas del emperador
Carlomagno, a quien el papa León III coronó en el año 800 después de Cristo. En el Siglo XVI, al llegar el
cristianismo español a América, estas expresiones fueron aceptadas por los
nativos.
***
Juan de Dios, uno de los
primeros santanecos en viajar a los Estados Unidos de América, escribió después
en sus memorias: “Fuimos a recorrer la feria. Instalaron chingolingos, ruedas
de Chicago, sillas voladoras y una rueda de caballitos relinchando. Como el
motor no estaba funcionando, dos jóvenes
los hacían girar. Frente a la parroquia sembraron un palo ensebado. Arriba
había un pañuelo colorado. La gente decía que tenía bastante
dinero de premio. El palo ensebado era alto. Varios trataron de coger el
pañuelo pero fracasaron. Algunos subían un par de metros”.
FUENTE: Huista: un viaje a
través del tiempo. Elder Exvedi Morales Mérida. Guatemala, 26 de julio de 1994.
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