jueves, 28 de julio de 2016

LA FERIA PATRONAL DE SANTA ANA HUISTA (XI)

LA FERIA PATRONAL DE SANTA ANA HUISTA (XI)

FUENTE: Huista: un viaje a través del tiempo. Elder Exvedi Morales Mérida.                 Guatemala, 26 de julio de 1994.

El palo ensebado es  alto. Lo rodearon hombres que en vano trataban de subirse. Como no podían treparse, se pusieron de acuerdo para ayudarse dándose culas  y compartir el premio. Así que los más flacos iban de primero y los gordos los sostenían sobre sus hombros. Varias veces intentaron y no soportaban tanto peso y se zafaban,  y los de arriba, al no tener apoyo, se venían abajo.
Hicieron otro  intento. Poco faltaba cuando sucedió algo muy gracioso: Suspiro, que estaba por coger el pañuelo, se tiró un pedo tan hediondo, que todos se hicieron a un lado, y terminó al pie del palo.
¡Qué burro sos! -le increparon.
-Ni modo muchá, se me escapó-, justificó.
-No seas burro, te vas a malmatar-le gritó la esposa a su conyugue borracho, que no se da por vencido.
Y este respondió: Me quito un huevo si no me gano el premio.
Y después de muchos intentos,  Suspiro logró su afán.
¡Hay pisto pa chupar muchá!, gritó, y los borrachos lo llevaron en hombros  a la cantina más cercana.

Volvieron los empleados municipales  a colocar otro premio en la punta del palo ensebado.
Un grupo de borrachos consuetudinarios intentó en varias ocasiones.
En vano el esfuerzo. Todos estaban sudorosos y agotados.
-¡Háganse a un lado muchá, partida de brutos!-, ordenó tío Chema.
Y comenzó a treparse. Se subía tres metros y se venía abajo. Los aplausos le animaban.  En otro intento subía cinco metros y se deslizaba. Y así, poco a poco, perseverando, fue escalando cada vez un poco más, hasta llegar a la mitad del itinerario.
Se había embadurnado  de sebo todo el cuerpo.
La gente lo animaba. El siguió ascendiendo.
Conforme se iba acercando a la meta, la gente más se emocionaba. Cuando por fin llegó a la cima, cogió el pañuelo con el premio y se lo puso en la boca. Y comenzó a bajarse.
Apenas puso un pie en tierra, fue recibido con abrazos y más aplausos.
-Si  el atarantado de Suspiro pudo,  yo también puedo. Vénganse muchá, que yo invito al chupe-, dijo. 
Años después, Juan de Dios escribió: “En mi pueblo natal, Santa Ana Huista o Huitz-taj, como los indígenas le llaman, el 24 de julio se realiza la ceremonia del Palo Ensebado, la cual consiste en que de un bosque cercano cortan el árbol valerio, de unos 20 metros de largo por 40 centímetros de diámetro, y lo llevan cien hombres, en procesión. Adelante, al compás del tamborón, bailan los venados, que son 23 hombres luciendo máscaras y coloridos trajes. Al llegar a la iglesia colonial toman un descanso, sale el párroco y es da la bendición. Luego, acompañados  de los cofrades, continúan su recorrido quemando incienso, bombas  de mortero y cohetillos, seguidos por mucha gente, hasta llegar al Calvario, en el cantón Reforma, donde, se cree, hubo un lugar sagrado de los mayas.
El 26 de julio es el día de la patrona. El árbol es descortezado y le agregan sebo, no sin antes hacer una ceremonia, para pedir permiso, porque, “los árboles tienen vida”…Desde muy temprano, la marimba sencilla, un tamborón y la chirimía deleitan al público con melodías aborígenes. Se queman bombas y los venados danzan en el atrio de la iglesia, al compás de la marimba. Posteriormente, a los cargadores del palencón o árbol les obsequian guacaladas de cusha.
El palo ensebado, según la costumbre,  se debe  levantar. Para esto, se hace una rotura en la punta, donde colocan el premio, le amarran largos lazos de maguey y, apoyados de grandes horquetas, empiezan a pararlo. Los hombres que hacen dicha tarea saben perfectamente que tiene que haber sincronía entre os que jalan los lazos, pues con un pequeño descuido, el gran tronco puede caerse y matar a alguien, como sucedió una vez”.



FUENTE: Huista: un viaje a través del tiempo. Elder Exvedi Morales Mérida.                 Guatemala, 26 de julio de 1994.

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