La voz de la cantante
era apacible, tierna, afinada, seductora. Y, claro, el acompañamiento musical
-como decimos en los pueblos-, muy cadencioso.
-Hermosa voz la de la
muchacha-, le dije, mientras sorbía un poco de cerveza.
-Parece voz de una
patoja, ¿verdad?
-Qué, ¿no es joven la
cantante?
Y don Lolo, mientras
me servía otro poco de cerveza, me
respondió: Es de mi edad. Ya es señora. Pero, eso sí, aún se ve joven y tiene
una voz muy hermosa.
-Creí que era una
señorita de unos 17 años-, le confesé.
Y, muchos años
después, me hice amigo de la gran cantautora Thelma Dardón.
Y sigue joven, hermosa
y su voz conmueve, aún nos colma el alma de ternura, fe, optimismo y, sobre
todo, de utopías.
No me refiero a esta
guatemalteca ilustre porque le haya llamado la “atención” uno de mis poemitas
(remedo de poesía) y lo haya musicalizado e incluido en su nuevo disco, sino,
porque, merece eso, y mucho más.
Siempre valoro a los
buenos guatemaltecos.
Con respeto, Exvedi.
P.D. Apreciada Thelma,
gracias por el envío de sus discos y, por supuesto, por tomar en cuenta uno de
mis poemitas en su nuevo disco.
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