CUARTO VIERNES DE CUARESMA EN
SANTA ANA HUISTA
(FRAGMENTO)
Por Elder Exvedi Morales Mérida.
Fuente: Huista: un viaje a
través del tiempo. Cuarto Viernes de
Cuaresma, 1995.
“Cuando apareció el primer comerciante,
estallaron con mayor júbilo los cohetes de vara.
-Bienvenidos-, decían los católicos del
pueblo.
Llegaron pues los primeros comerciantes, y de
inmediato se dedicaron a comprar palos y ramas para armar sus chinamas, champas o manteados, para cobijarse y proteger
sus ventas.
Los comerciantes que llegan son de Huehuetenango,
de Totonicapán, de Quetzaltenango, y de muchos otros lugares.
“Conforme
llegaban los comerciantes, provenientes de diferentes partes de Guatemala y
México, se les medían sus metros
cuadrados. Traían de todo. Los canastos
llenos de roscas, conservas, rosarios de melcochas envueltos en tusas o
dobladores de colores, los algodones de
azúcar. Lo que más llamaba la atención eran
los juegos mecánicos. Rueda de caballitos de madera, rueda de Chicago.
El hombre de la suerte con sus canarios. La gente formaba círculos en torno a aquel hombre que repartía
papelitos de colores por saber su
futuro. La iglesia estaba engalanada con hojas de pacaya, patas de gallo, tiras
de papel crepé, adornos con hojas de ramas de pino. Las rockolas
llamaban a apagar la sed…”
escribió Juan de Dios, años después.
Don Romeo Morales López, nieto de tío Chema,
que se empina un octavo de Indita, en la
cantina de doña Delibia, cuenta:
-Entre los vendedores de bestias que vienen a
nuestra feria son don Vicente Hernández, de Chiantla; don Eleonorar
Herrera de Ixtahuacán; don Simeón
Castillo de Rincón Tigre, de este municipio; don Aymando Castillo de San
Antonio Huista y mucho más.
Don Romeo se empina de nuevo el octavo,
mastica un limón con sal, y continúa con su relato:
-Otras impulsoras del Cuarto Viernes de
Cuaresma son las señoras Carmen Matamoros de Lemus, Concepción Castillo de
Morales, Natividad Morales Velásquez, Belisa Morales, Roselia Peláez, Evelia
Castillo, y muchas otras. La venta de
animales se hacía en El Puentón, bajo la sombra de los dos mangales y en Los
Amoladeros.
-Es muy cierto-, confirma don Héctor Castillo
Sánchez, militar santaneco que prestaba sus servicio en la ciudad de Guatemala,
y que devengaba 3 quetzales mensuales.
Un reportero del periódico El Huisteco
interroga de nuevo:
-Entre los comerciantes que han venido a
nuestra feria, ¿a quienes recuerda?
-Don Obdulio Martínez de San Antonio Huista
traía la lotería y otro de Huehuetenango. La rueda de caballitos la puso don
Nono Morales, santaneco, hijo de doña Matea Lemus. Y la primera rueda de Chicago vino de
Chiantla. Muchos han traído cantinas. Yo
siempre vengo a esta que es propiedad de doña Delibia Morales, hermana de la
profesora Chus, de San Antonio. Ella y
su esposo Ramiro Mendoza ponen alegres bailes, venden guaro y cerveza.
-¿Qué ha desaparecido de Cuarto Viernes?
-En una calle cercana a la iglesia vendían
solamente tamales. Ah, se daba uno el gusto de tamaliar.
-Para concluir, ¿qué más desea decir?
-Al principio, venía gentes de las aldeas, de
los pueblos cercanos a vender pollos, jícaras, cigarros de manojo, manía,
chompipes, caña, pepita de ayote. Doña Delibia Morales trajo cantina, que es el
negocio más rentable. Don Alfredo
Martínez traía la lotería. Don Lauro Martínez de San Antonio Huista traía
cerveza y hacía buena venta. Don Timoteo Morales y otros señores vendían
bestias, burros, mulas. Don Mario Carreras de San Antonio Huista traía muy
buenos caballos”
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