La música en Santa Ana Huista
En este sencillo ensayo se hace una
síntesis histórica en la cual se reseñan los principales desarrollos musicales
que se han dado desde antes de la llegada de los españoles, hasta nuestros
días; cuya materia prima o información fue extraída de la tradición oral, ya
que junto a las evidencias
arqueológicas, son las escasas fuentes existentes, puesto que los
documentos escritos fueron desaparecidos durante el conflicto armado, y otros
incinerados en varias oportunidades en
que el edificio municipal fue objeto de incendios.
Las fuentes que
reúnen las evidencias de carácter documental y literario son muy difíciles de
encontrar, debido a que durante la época
colonial fueron destruidos muchos por los religiosos, según la tradición oral.
En la zona también existen
conjuntos musicales, con influencia norteña y mexicana, donde se utiliza
acordeón, guitarra y guitarrón.
Oliver La
Farge y Douglas Byres, en el Cargador del Año (1927), nos
proporcionan valiosa información en cuanto a música. (Ver en páginas anteriores)
La influencia de la música
La música ejerce una poderosa influencia
en los seres humanos. Nos puede calmar, conmover y levantar el ánimo. Con ella
expresamos tanto las alegrías como las penas.
Constituye un lenguaje que
entienden tanto la mente como el corazón.
Está presente en todas las culturas
y genera y mantiene la salud y el bienestar en el ser humano.
La música ayuda a reducir el dolor.
Algunos terapeutas animan a los
pacientes que sufren estrés a escuchar música relajante para mejorar el estado
anímico. En algunos hospitales ponen música en las unidades de cuidados
intensivos. Los bebés prematuros y los pacientes que se han sometido a una
operación quirúrgica suelen reaccionar bien.
Escuchar música relajante reduce
significativamente los niveles de la hormona del estrés durante las
operaciones. Sirve para disminuir la ansiedad en las embarazadas, pues favorece
la relajación durante el parto. La música es un bálsamo espiritual.
Una décima parte de la Biblia está escrita en
forma de canciones.
Los Salmos, El Cantar de los
Cantares y Lamentaciones, por ejemplo.
La música precolombina
Desde mucho tiempo antes de la
conquista y dominación colonial española, la música ha jugado un
papel esencial en la vida de los pobladores.
La música fue
el reflejo del mundo
espiritual y religioso. Se sabe que la usaban para adorar a sus
dioses y alejar el mal.
Hablar de la música santaneca precolombina, puede
hacerse a nivel
de hipótesis en base a los vestigios arqueológicos, sobre todo, a los encontrados
en Mampil y Pinalito. A través de la
cerámica y otros vestigios podemos formarnos una
idea de cómo habría sido esta
manifestación artística. En estas fuentes (arqueológicas), podemos
informarnos de los
instrumentos musicales, como
pitos, raspadores, varios tipos de flautas, tambores de parche
sencillo, ocarinas, cascabeles,
sonajas, por citar algunos.
Redundando, con el objetivo de
hacer hincapié, las evidencias que
permiten estudiar la música prehispánica, es el que ha aportado la
investigación arqueológica, constituido por vestigios de instrumentos
musicales, entre ellos, algunos encontrados en Mampil, Cujá, Tzisbag y Buena
Vista, y
otros sitios. Estos vestigios dan
prueba del grado de
desarrollo de los
grupos humanos que habitaban
el territorio de Santa Ana
Huista, previo a
la llegada de los españoles. En 1935
fue encontrada en el Cerro de Mampil una flauta de aproximadamente 20
centímetros, la cual presentaba tres
agujeros y con forma de figurilla maya,
según don Filomeno Hernández Domínguez, durante una entrevista que le hice
en diciembre de 1997.
Además, el
entrevistado afirmó que en
varias partes de Santa Ana
Huista, los campesinos
encontraban una variedad de instrumentos
musicales prehispánicos y otros objetos, mientras labraban sus tierras.
En el año 2000, en el sitio arqueológico de
Pinal se encontró un pito
de barro, llamado por la gente como “Güilo”. José Francisco Espinoza Castillo,
reprodujo ese instrumento que vio personalmente
para inspirarse, y el cual ilustró una edición de Santa Ana Huista mi
Numen.
Siguiendo con la fuente
material, las ilustraciones contenidas en las piezas de cerámica, los
instrumentos utilizados durante la época
prehispánica comprendieron una
variedad de flautas de barro,
hueso o caña, ocarinas de cerámica, y
vasos sibilantes. Entre los
idiófonos era fundamental el tun, tambor
de madera con una doble lengüeta resultante de una incisión en forma de H, tocada con baquetas forradas de caucho, y el tambor vertical de una sola membrana de piel, fabricada generalmente de cerámica.
Eran muy usados los caparazones
de tortuga, las sonajas hechas de jícara
y los raspadores de hueso. Es importante señalar que la música prehispánica fue
prohibida por las autoridades coloniales.
Don Filomeno
Hernández Domínguez asevera en su Monografía, Pág. 5: “que nuestros aborígenes practicaron el tun y el tambor. Aún en los actos religiosos, como tradición”.
Los músicos indígenas contaban
con elementos en común con los
músicos de tradiciones
mayas. La música fue y es
fundamental en los festejos correspondientes al ciclo anual marcado por
la siembra, el cultivo y la cosecha del maíz, como también lo es en las
festividades del año religioso cristiano, y en las celebraciones de las
principales estaciones del ciclo vital. En las procesiones dedicadas a la patrona Santa Ana o aquellas llevadas a cabo durante otras
festividades religiosas, se escucha un
dúo de chirimía y tambor, que acompañan a las andas de las procesiones por las
calles del pueblo. Asimismo, durante
días, en la que fuera casa del ilustre líder santaneco Juan Bautista Escobedo,
la chirimía y el tambor ofrecen su música a los que gustan bailar al compás de
sus compases milenarios.
La citada casa está ubicada a un
costado de la parroquia.
La música para
el ciudadano santaneco ha tenido diferentes usos, entre ellos, para
acompañar a sus difuntos hacia el cementerio, para fiestas cívicas,
religiosas y sociales. Juega un papel
muy primordial en las fiestas
navideñas, en semana santa, en cortejos procesionales
y para los rezos especiales. Para el Día
de Todos los
Santos y de los Difuntos, las
marimbas son llevadas al cementerio como
ofrenda. Los contratistas piden se
ejecuten las melodías que en vida gustaban a su difunto.
Además, son contratados grupos norteños para este mismo fin. En la
cabecera municipal se efectuaban conciertos de marimba antes del conflicto
armado, pero este acontecimiento sangriento impidió se
siguiera realizando. Firmados los Acuerdos de Paz, se retomó otra vez esta tarea cultural.
Al respecto, Oliver La Farge y Douglas Byres, informan: “El Miércoles de
Ceniza y el Jueves Santo, los cantores dijeron responsos y plegarias dentro de
la iglesia. El jueves, la iglesia fue esparcida con juncia. La imagen de Jesús cargando la cruz fue
llevada en procesión por todo el pueblo
desde las 11:00 de la mañana hasta las
1:00 de la tarde, acompañada de marimba, tambores, pitos o flautas. Los
Alcaldes Rezadores iban en ella y el Primer Alcalde Rezador hizo una plegaria
en silencio antes de salir de la iglesia.”. (Oliver La Farge y Douglas Byres, EL CARGADOR DEL AÑ0, 1927.)
En el municipio
también existen conjuntos musicales, con influencia norteña y mexicana donde se utiliza
acordeón, guitarra y guitarrón.
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