lunes, 7 de diciembre de 2015

LA QUEMA DEL DIABLO (Fragmento)

LA QUEMA DEL DIABLO (Fragmento)
Fuente: Huista: Un viaje  a través del tiempo. Elder Exvedi Morales Mérida. 1995.


“El 7 de diciembre a las seis de la tarde tañen, en el campanario de la parroquia, la Santa Ana y la Candelaria, anunciando el inicio de la quema del diablo. Se escuchan los pasos presurosos de las personas que caminan por las calles  y las carreras inquietas de los niños con sus cohetes en bolsas esperando el momento para empezar a detonarlos. De pronto, suena el estallido de innumerables cohetillos por los cuatro costados del pueblo, y  comenzó  a elevarse en espirales el humo  de la fogata, que  chisporrotea ruidosamente. En el interior de las viviendas los rezos de venerables ancianas invocan, en nombre de María Santísima, protección contra la acechanza diabólica,  y con ello la expulsión de tan temida presencia del seno de sus hogares. Mientras, en las cocinas humean alegremente las ollas de barro con ponche de frutas y los apastes de tamales esperando el final de la oración para festejar la fiesta de la Purísima Concepción.

El 7 de diciembre  dio inicio pues  el ciclo navideño con la quema del diablo, más conocido en el pueblo como la quema del “xutaxh”. Se juntaron objetos inservibles, chiriviscos, madera, hojarascas, petates viejos, cartones, olotes, doblador y zacate seco.  En el atrio de la iglesia se hizo una fogata.

Dicen  los ancianos que al quemar al diablo se ahuyentan a los malos espíritus;  además, para purificar las fiestas navideñas. A las 6 de la tarde se encendió la hoguera,  y con frecuencia se alimentaba  de chiriviscos, madera, etc.  Todos aplaudieron cuando  el “xutaxh”  ardía. “Diablo quémate, “xutaxh”  chamúscate”, gritaban eufóricos.  En los alrededores de la iglesia católica estaban instalados los puestos de comidas y bebidas, tales como chuchitos, enchiladas, tacos, buñuelos, torrejas, algodones, atol de elote, de arroz; café, rellenos y mucho más.
Xutaxh, significa en poptí,  espantapájaros,  y representa a judas, según la creencia en Santa Ana Huista.
Ese día, en casi todos los hogares se veía a la gente  rociar con agua bendita las esquinas de las paredes, puertas y ventanas.
-Quemar al diablo cada 7 de diciembre, a las 18 horas, en la víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y como preludio de la época navideña es una tradición que existe desde el siglo XVIII.  La quema del diablo es  una creencia antigua que consiste en sacar todos los objetos viejos de la casa, símbolo de maldad, y luego se da paso a quemarlos entrada la noche. El periodo navideño que finaliza el 2 de febrero con la celebración del día de la Virgen de Candelaria-, expone  Rufina Lemus, hija de tío Chema.

-El diablo se quema porque el fuego es un elemento purificador, puesto que la Virgen, destinada a concebir a Jesús, tiene que estar libre de la contaminación del mal-, agrega Luisa.
-Es cierto-interviene doña Elena-, el diablo judeocristiano es la antítesis de Dios y representa la oscuridad y la maldad.
Y don Chema concluye: "Estas fiestas empiezan el 7 de diciembre y culminan el 2 de febrero", refiere tío Chema. Así que, desde hoy, no dejarán de estallar los cohetillos, los cuales llegaron a América con los españoles en el siglo XVI.
Por cierto, Pedro Cortés y Larraz, arzobispo de Guatemala entre 1767 y 1779, describe algunas celebraciones: "Advertí que las solemnidades se reducen a cultos exteriores y excesivos de muchos cohetes".
El cronista Domingo Juarros también se refirió al uso de pirotecnia en las fiestas religiosas. En su Compendio de Historia de la Ciudad de Guatemala escribió que, según sus investigaciones, hubo repique de campanas y fuegos artificiales durante siete días, por la inauguración de la segunda Catedral de Santiago de los Caballeros, en 1680.
Durante el siglo XVI hubo un estanco de pólvora en la Nueva España —México—, así como uno en Santiago de Guatemala, que abrió alrededor de 1630 y 1650, aunque  que solo se usaba para artillería. En esa época, la pólvora se trituraba en molinos movidos por bueyes.
Fue hasta 1728 que se organizó un gremio de coheteros, cuya patrona era Santa Bárbara, asegura Héctor Samayoa Guevara en el libro Los gremios artesanos en la Ciudad de Guatemala (1524-1821), publicado en 1962. En la época, su labor se consideraba un arte.
En 1737 se promulgaron las ordenanzas de ese gremio, cuando los coheteros eran evaluados en su habilidad para fabricar cohetes voladores, de caña y de todas las demás variantes hasta entonces conocidas.
Incineración del diablo
"Hoy te queman", suele decírsele a un amigo cada 7 de diciembre, en tono bromista. Es que este día se acostumbra "quemar al diablo".
Esta tradición derivó de las llamadas luminarias del siglo XVI. En esa fecha, a las 6 de la tarde, se encendían pebeteros con cera y aceite y los colocaban en la plaza central para festejar la cercanía de la celebración de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, que es el 8 de diciembre.
Las luminarias se abolieron tras la Revolución Liberal de 1871. "El pueblo, entonces, rescató la tradición y empezó a quemar chiriviscos. También se le dejó de denominar luminaria y tomó el nombre de quema del diablo.

De acuerdo con el cristianismo, proviene de una rebelión de Luzbel y de sus seguidores que quisieron parecerse al Creador, pero fueron expulsados del cielo.
Juan de Dios y  John  escuchan atentos.
Y doña Elena, católica hasta las cachas, como ella suele decir, continúa narrando: -El término demonio viene del griego daimon, que era un espíritu o protector, no maléfico, hasta que este término pasó al cristianismo con el significado actual. Los hebreos lo llamaban Satán, el enemigo, que se tradujo al griego como diabolos  de donde procede el diabolus latino y el diablo en castellano. También se le conoce como Behemón, Mammon y Moloch.
-Según sé-agrega Rufina-, los antiguos habitantes del país no tenían idea del diablo, aunque sí creían en los malos espíritus.  El concepto del espíritu del mal, importado de España en el siglo XVI, desempeñó un papel importante. 

Don Chema llega en compañía de Zacarías, Vicente y Juan Huista.
-¿De qué hablan?-, pregunta tío Chema.
-Del diablo-, responde Rufina.
-Chifladas son ustedes, parece que no tuvieran qué hacer.
-Es por la quema del diablo-, justifica doña Elena.
-Ah, ya comprendinfais, como decía un gringo-, dice tío Chema,  quien toma asiento y se involucra en la charla. Les voy a contar lo que le pasó al cachudo un siete de diciembre. Teníamos en la casa todavía a mi abuelita  Marta. Todos los días,  mamá Marta iba a misa. Era muy católica.  Pues el día de la quema del diablo, nana Marta  y todos nosotros habíamos reunido cuanto chirivisco y hojas secas encontramos en el patio de  la casa. A las seis de la tarde en punto encendió el fogarón y empezó a echar agua bendita por todas partes gritando: ¡Diablo maldito, salí de donde estás escondido, y ándate a la chingada del infierno! Pues van  a ver lo que pasó.  De un rincón del  cuarto  donde dormía mamá Marta salió el diablo y se le fue encima, entonces ella como no tenía con qué defenderse se sacó el rosario del pecho y se lo tiró al diablo y le quebró una canilla. Cojeando y con la cola entre las patotas, salió corriendo el pinche diablo y se tiró a la hoguera.             A mí se me arraló todo cuando vi  al hombrote peludo que pasó cerca y se tiró al fuego, dejando una pestilencia a azufre.  Eso de ver al cachudo, es rejodido”.
***

Fuente: Huista: Un viaje  a través del tiempo. Elder Exvedi Morales Mérida. 1995.

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