miércoles, 5 de agosto de 2015

La música en Santa Ana Huista

La música en Santa Ana Huista

En este sencillo ensayo se hace una síntesis histórica en la cual se reseñan los principales desarrollos musicales que se han dado desde antes de la llegada de los españoles, hasta nuestros días; cuya materia prima o información fue extraída de la tradición oral, ya que junto a las evidencias  arqueológicas, son las escasas fuentes existentes, puesto que los documentos escritos fueron desaparecidos durante el conflicto armado, y otros incinerados en varias oportunidades en  que el edificio municipal fue objeto de incendios.


Las fuentes que reúnen las evidencias de carácter documental y literario son muy difíciles de encontrar, debido a que  durante la época colonial fueron destruidos muchos por los religiosos, según la tradición oral.

En la zona también existen conjuntos musicales, con influencia norteña y mexicana, donde se utiliza acordeón, guitarra y guitarrón.

Oliver La Farge y Douglas Byres, en el Cargador del Año (1927), nos proporcionan valiosa información en cuanto a música. (Ver en páginas anteriores)  


La influencia de la música


La música ejerce una poderosa influencia en los seres humanos. Nos puede calmar, conmover y levantar el ánimo. Con ella expresamos tanto las alegrías como las penas.
Constituye un lenguaje que entienden tanto la mente como el corazón.
Está presente en todas las culturas y genera y mantiene la salud y el bienestar en el ser humano.
La música ayuda a reducir el dolor.
Algunos terapeutas animan a los pacientes que sufren estrés a escuchar música relajante para mejorar el estado anímico. En algunos hospitales ponen música en las unidades de cuidados intensivos. Los bebés prematuros y los pacientes que se han sometido a una operación quirúrgica suelen reaccionar bien.
Escuchar música relajante reduce significativamente los niveles de la hormona del estrés durante las operaciones. Sirve para disminuir la ansiedad en las embarazadas, pues favorece la relajación durante el parto. La música es un bálsamo espiritual.
Una décima parte de la Biblia está escrita en forma de canciones.
Los Salmos, El Cantar de los Cantares y Lamentaciones, por ejemplo.

La música precolombina

Desde mucho tiempo antes de la  conquista y dominación colonial española, la música ha jugado un papel  esencial  en la vida de los pobladores.

La  música   fue  el reflejo  del mundo espiritual  y religioso.  Se sabe que la usaban para adorar a sus dioses y alejar  el mal. 

Hablar  de la música santaneca precolombina, puede hacerse  a  nivel  de hipótesis  en base  a los vestigios  arqueológicos, sobre todo, a los encontrados en Mampil y Pinalito.  A través  de la  cerámica y otros  vestigios  podemos formarnos  una  idea  de cómo habría sido esta manifestación  artística. En estas  fuentes (arqueológicas), podemos informarnos  de  los  instrumentos  musicales, como pitos, raspadores, varios  tipos  de flautas, tambores  de parche  sencillo,  ocarinas, cascabeles, sonajas, por citar  algunos. 
Redundando, con el objetivo de hacer hincapié, las  evidencias que permiten estudiar la música prehispánica, es el que ha aportado la investigación arqueológica, constituido por vestigios de instrumentos musicales, entre ellos, algunos encontrados en Mampil, Cujá, Tzisbag y Buena Vista,  y  otros sitios.  Estos vestigios dan prueba  del grado  de  desarrollo  de  los  grupos  humanos  que habitaban  el territorio de  Santa  Ana  Huista,  previo  a  la  llegada  de los españoles.  En 1935  fue encontrada en el Cerro de Mampil una flauta de aproximadamente 20 centímetros, la cual presentaba  tres agujeros y con forma de figurilla maya,  según don Filomeno Hernández Domínguez, durante  una entrevista  que le hice  en diciembre  de 1997.

Además,  el  entrevistado afirmó  que en varias  partes  de Santa Ana  Huista,  los campesinos encontraban  una variedad de instrumentos musicales prehispánicos y otros objetos, mientras   labraban sus tierras.

En el año 2000, en el sitio arqueológico  de   Pinal  se encontró  un pito  de barro, llamado por la gente como “Güilo”. José  Francisco Espinoza  Castillo,   reprodujo ese instrumento  que vio  personalmente  para inspirarse, y el cual ilustró una edición de Santa Ana Huista mi Numen.

                                                                                                                                       

Siguiendo  con la fuente  material, las ilustraciones contenidas en las piezas de cerámica, los instrumentos utilizados durante  la época prehispánica comprendieron una  variedad  de flautas de barro, hueso  o caña, ocarinas de cerámica, y vasos sibilantes.  Entre los idiófonos  era fundamental el tun, tambor de madera con una doble lengüeta resultante de una incisión en forma de   H, tocada con  baquetas forradas de caucho, y el tambor  vertical de una sola membrana de piel,  fabricada generalmente de cerámica. 


Eran muy usados los caparazones de tortuga,  las sonajas hechas de jícara y los raspadores de hueso. Es importante señalar que la música prehispánica fue prohibida por las autoridades coloniales.
Don Filomeno Hernández Domínguez asevera en su Monografía, Pág.  5: “que nuestros aborígenes  practicaron el tun y el tambor.  Aún en los actos religiosos,  como tradición”.
Los músicos indígenas  contaban   con elementos en común  con  los  músicos  de   tradiciones  mayas. La música  fue y es fundamental  en los festejos  correspondientes al ciclo anual marcado por la siembra, el cultivo y la cosecha del maíz, como también lo es en las festividades del año religioso cristiano, y en las celebraciones  de las  principales estaciones del ciclo vital. En las procesiones dedicadas  a la patrona Santa Ana  o aquellas llevadas a cabo durante otras festividades religiosas, se escucha  un dúo de chirimía y tambor, que acompañan a las andas de las procesiones por las calles del pueblo.  Asimismo, durante días, en la que fuera casa del ilustre líder santaneco Juan Bautista Escobedo, la chirimía y el tambor ofrecen su música a los que gustan bailar al compás de sus compases milenarios.
La citada casa está ubicada a un costado de la parroquia.

La música  para  el ciudadano santaneco ha tenido diferentes usos, entre ellos, para acompañar a sus difuntos hacia el cementerio, para fiestas cívicas, religiosas  y sociales. Juega un papel muy primordial en   las fiestas navideñas, en semana santa,   en cortejos  procesionales  y para  los rezos especiales.  Para el Día  de  Todos  los  Santos  y de los Difuntos, las marimbas  son llevadas al cementerio como ofrenda. Los contratistas piden  se ejecuten  las  melodías que en vida gustaban a su difunto. Además, son contratados grupos norteños para este mismo fin. En la cabecera  municipal  se efectuaban conciertos  de marimba antes del  conflicto  armado,  pero  este acontecimiento sangriento impidió se siguiera realizando.  Firmados  los Acuerdos de Paz, se retomó  otra vez esta tarea cultural.    

Al respecto, Oliver La Farge y Douglas Byres, informan: “El Miércoles de Ceniza y el Jueves Santo, los cantores dijeron responsos y plegarias dentro de la iglesia. El jueves, la iglesia fue esparcida con juncia.  La imagen de Jesús cargando la cruz fue llevada en procesión  por todo el pueblo desde las 11:00  de la mañana hasta las 1:00 de la tarde, acompañada de marimba, tambores, pitos o flautas. Los Alcaldes Rezadores iban en ella y el Primer Alcalde Rezador hizo una plegaria en silencio antes de salir de la iglesia.”. (Oliver La Farge y Douglas Byres, EL CARGADOR DEL AÑ0, 1927.)


En el municipio también existen conjuntos musicales, con influencia norteña y mexicana donde se utiliza acordeón, guitarra y guitarrón.

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