ESOS, LOS MISMOS DE SIEMPRE
Autor:
Elder Exvedi Morales Mérida. (26-12-2015).
Poemita dedicado a la extraordinaria declamadora y
educadora toneca, Mayra Rodríguez.
Esos, los mismos de siempre,
los que han hundido sus raíces negras
y horripilantes
en los surcos de mi patria,
de mi mancillada patria,
siguen desmembrando nuestros sueños,
hipotecando nuestro futuro
y cercenando nuestras utopías.
Esos, los mismos de siempre,
ríen a carcajadas
al ver cómo las vendas de nuestros ojos
siguen intactas, fuertes, pavorosas;
y ante nuestra mudez, cobardía e ingenuidad
se complacen
y se
desternillan…
¡Tanta ceguera maldita!
¡Tanto silencio encubridor!
Y los labios de los niños siguen huérfanos,
sin sus sonrisas conmovedoras;
y germinan las rosas negras, lúgubres, de
luto.
¿Por qué mis hermanos se quedan de brazos
cruzados
ante tanta injusticia y cinismo?
¿Por qué tanta cobardía, candor e
indiferencia?
Esos, los mismos de siempre,
se embelesan viendo
como muchos de mis hermanos
siguen atados a dogmas catastróficos
y a fanatismos estúpidos.
Esos, los mismos de siempre,
nos inyectan su toxina perversa
y callamos,
enmudecemos
y nos arrodillamos ante tanta infamia.
¿Qué será de las generaciones venideras?
Esos,
los mismos de siempre,
venden
nuestra raquítica soberanía,
hacen
trizas nuestros recursos naturales
dejándonos
una estela de muerte,
miseria
y de inmundicia.
Los
diáfanos ríos se convirtieron en cloacas,
en alcantarillas,
en
desagües,
en
retretes,
en
escusados,
en
inodoros,
en
letrinas.
¿Y a
quién le importa?
¡¿Por
qué sigue apestando la indiferencia de mis hermanos?!
¡Tanto
silencio me martiriza!
Esos,
los mismos de siempre,
crucifican
arboledas,
fusilan
ríos y lagos,
y le
roban la vida
a la
Madre Tierra,
y nadie
dice
ni hace
nada.
Esos,
los mismos de siempre,
se
limpian el trasero
con las
leyes
y aquí,
en esta
patria mártir,
no pasa
nada.
Nadie
dice nada.
Esos,
los mismos de siempre,
nos
roban el pan
y nos
dejan las mesas vacías,
desprovistas.
Esos,
los mismos de siempre,
machetean
nuestras sonrisas,
nos
vuelven consumistas
y nos
manejan cual títeres
a su
sabor y antojo
y
callamos,
callamos.
Uniforman
nuestras voces,
nuestras
mentes
y la
libertad es tan solo una fantasía.
Esos,
los mismos de siempre,
aprovechan
nuestra ignorancia,
nuestra
hambre,
nuestra
sed,
nuestra
necesidad
y
nuestra estupidez
para
amasar fortunas.
Esos,
los mismos de siempre,
cuyo
dios es el dinero y la vanidad
creen
ganarse a mi hermano Jesús
frecuentando
las iglesias,
cediendo
grandes limosnas y diezmos
y
vistiéndose de primera comunión.
Por
esos, amado hermano Jesús,
yo oro,
y exijo
justicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario