VIRGILIO RODRÍGUEZ MACAL
Tuve el privilegio de acercarme
al insigne periodista, escritor y diplomático guatemalteco Virgilio Rodríguez
Macal gracias a mi vecino don Lolo, cuando yo vivía en el barrio de La
Recolección, en la Ciudad de Guatemala.
-Usté, ¿ya leyó Carazamba?-, me
preguntó un sábado, cuando recién había regresado de mi pueblo natal, pueblo
incrustado en Los Cuchumatanes.
-No don Lolo-, le respondí con
vergüenza.
-Lea las obras de este autor,
pues son muy buenas, y le será muy útil, ya
que uno de sus sueños es ser poeta-, me recomendó.
Y prosiguió: “Don Virgilio logró
varios premios tanto internacionales como nacionales, como el Primer Premio en
Prosa, en la rama de novela, o los Juegos Florales de Quetzaltenango de 1950
gracias a sus novelas. La mayoría de sus obras se ambientan en las selvas del
Departamento de El Petén. Leí cuando decidió escribir Carazamba, se dio cuenta
que ya tenía poco tiempo para el Certamen de los Juegos Florales
Centroamericanos de Quezaltenango, en el que quería participar por primera vez,
y con su primera Novela.
Contrató entonces una mecanógrafa para que la obra fuera
saliendo de una vez en limpio, para enviarla al certamen”.
- Y en el comedor de la 10ª. Ave. 9-37 de la zona
1- interviene la esposa de don Lolo-, que era casa de su primera esposa,
en tan solo diez días escribió
Carazamba, la envió al Certamen, y ganó con ella el Primer Premio.
Don Lolo vuelve a tomar la
palabra, mientras su señora esposa nos prepara un café: Luego vino Jinayá,
también premiada en el mismo Certamen, Guayacán, premiado en el Certamen
Nacional Permanente de Ciencias, Letras y Bellas Artes de Guatemala. Varios de
los cuentos de vaquería de su libro Sangre y Clorofila, fueron presentados a
concursos, todos con galardones. Era pues muy talentoso don Virgilio, pero
lastimosamente, poco lo leemos. Y me pregunto, fíjese amigo, ¿por qué en las
escuelas no leen a nuestros autores?
-Por lo mismo de siempre-, le
respondí, con evidente enojo, pues creo que es una estupidez que muchos autores
nacionales sigan en el anonimato.
-Tiene razón
usted. Y eso duele, molesta. Volviendo a don Virgilio, a quien tuve el gusto de
conocer, pasaba largas temporadas en las
selvas del Petén. En España, escribió su novela Negrura, la cual se desarrolla
en Europa, durante la post-guerra. Murió a los 47 años, víctima de un cáncer
pulmonar. Muy patojo todavía. Según sé,
planificaba una próxima novela a desarrollarse en el Oriente de Guatemala. Pero
ni modo, cuando la calaca llega, nadie se salva.
En ese momento, don Lolo leía Carazamba, el libro que más me
hizo vibrar. Leí un
fragmento y mi alma quedó embadurnada de poesía y música.
Poco tiempo después, compré sus obras: La Mansión del Pájaro Serpiente,
El Mundo del misterio verde, Carazamba, Jinayá, Guayacán y Sangre y clorofila.
Aún me queda pendiente su novela
Negrura.
Y leí embebido toda su obra y
viajé a lugares jamás imaginados. También conocí a todos sus personajes y me
aferré más a Guatemala, a este país de
contrastes y de belleza monumental e inenarrable.
Este polifacético personaje nació
en la Ciudad de Guatemala el 28 de junio de 1916 y falleció el 13 de febrero de
1964.
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